Amenazas de la selva:

Las selvas se constituyen como los grandes pulmones del planeta siendo las más importantes la selva del Amazonas y del Congo. Sin embargo, las acciones del hombre sobre estos biomas están poniendo en peligro su preservación y esto se relaciona directamente con el calentamiento global y el cambio climático, ya que como hemos explicado anteriormente cumplen la función no solamente de proporcionar oxígeno, sino también la de retener el CO2 y la de mantener el ciclo del agua entre otras. La deforestación debida a la tala masiva para la industria maderera, la reconversión de espacios selváticos para el uso de explotaciones agrícolas fundamentalmente de soja y la introducción de ganadería, las explotaciones mineras como las minas de coltán en el Congo para su uso en la fabricación de componentes para dispositivos electrónicos, las extracciones petrolíferas y la creación de centrales hidroeléctricas que alteran las condiciones del paisaje y las estructuras biológicas de estos ecosistemas están poniendo en peligro la conservación de estos biomas.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) coordina el desarrollo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) con el objetivo de unificar esfuerzos entre los diferentes países, para poder luchar de forma conjunta contra el cambio climático, la desertificación y promover actuaciones orientadas a la protección de espacios naturales o a la reforestación.

Las selvas como ecosistema tienen un valor ecológico incalculable para el planeta y ofrecen múltiples beneficios, ya que regulan el clima y ayudan a revertir el cambio climático, reducen la lluvia ácida, generan oxígeno y retienen dióxido de carbono, recogen una enorme biodiversidad de especies, reducen la erosión de la tierra y mantienen el ciclo del agua.

Posibles soluciones:

Es evidente la necesidad de crear normas a nivel internacional para crear políticas a favor de la conservación de estos ecosistemas y también generar conciencia en la población de lo que suponen determinados patrones de consumo. Por ejemplo, el uso de soja procedente de la explotación de estos biomas, que a su vez sirve para alimentar la ganadería industrial que nos surte de la carne que consumimos o la utilización de maderas exóticas como la madera de ipé, caoba o teca que generan una deforestación masiva.

Entre las medidas que se proponen como solución para poder proteger estos ecosistemas la prioritaria es la reforestación de miles de millones de árboles algo ingente pero que se podría realizar de forma paulatina.

La adopción de la norma "multi-R" que supera al patrón de las 4R (reducir el consumo innecesario, recuperar o reparar en lugar de cambiar el producto por uno nuevo, reutilizar dando un nuevo uso a un objeto que no tenía ese fin y reciclar seleccionando los desechos). La "multi-revolución" incluye además el concepto de repensar las soluciones que generen una reducción del consumo atendiendo a la sostenibilidad, rediseñar los procesos tecnológicos que ayuden a poner en práctica todo lo anterior o redistribuir los bienes a otra población que los necesite generando una economía colaborativa. Parece imprescindible utilizar la innovación científica para encontrar respuestas más sostenibles que puedan satisfacer las necesidades de la población.