Navarra
En un primer momento, el territorio del reino de Pamplona será ocupado por los musulmanes. De esta manera, a partir del año 714, se convertirá en zona de disputa entre el islam y el reino de los francos. A su vez, estos últimos se enfrentaron con grupos de vascones que, en el año 778, derrotarán a Carlomagno en Roncesvalles.
No será hasta el año 824 cuando un noble de origen autóctono, Íñigo de Arista, se convierta en el primer señor de una Pamplona independiente. A partir de ese momento, se iniciará una expansión hacia el sur, hacia el río Ebro, a costa de sus vecinos andalusíes. A su vez, Pamplona tendrá una influencia cada vez mayor entre los territorios cristianos.
Así será como en tiempos de Sancho III el Mayor (1000-1035), el reino recién bautizado reino de Navarra estará en su máximo apogeo. De hecho, fue la principal potencia cristiana, dominando desde Castilla hasta Sobrarbe. Además, gracias a su política matrimonial, tendrá la hegemonía sobre los restantes territorios.
Ahora bien, a su muerte dividirá sus posesiones entre sus descendientes. De esta manera, ellos serán los futuros soberanos de Castilla, León, Navarra, Aragón y Ribagorza-Sobrarbe. Este será el punto de inflexión del poder del reino de Navarra, pues, en los siglos siguientes, verá frenado su avance hacia el sur por la aparición de reinos más grandes.