Aparecen los núcleos orientales
Como estudiamos anteriormente, los sucesos que acontecen en al-Ándalus tienen un impacto inmediato en la evolución de los reinos cristianos del norte peninsular. Así, mientras este se mantuvo unido, los núcleos de resistencia, tanto occidentales como orientales, se mantuvieron a la defensiva. No será hasta el año 1031, con la disolución del Califato, cuando estos pasen claramente a la ofensiva.
Por otra parte, al-Ándalus y el reino de los francos entrarán en contacto, pues los musulmanes bien pronto traspasarán los Pirineos, llegando a Poitiers en el 732. Tras ser derrotados por Carlos Martel, abuelo del futuro emperador Carlomagno, se inicia una serie de derrotas que les obligarán a regresar a la península ibérica. Será justo en la zona de contacto donde se establezca la frontera, en lo que será la Marca Hispánica.
Para los antiguos reyes francos, una "marca" es sinónimo de "frontera". En este caso estamos hablando de la frontera sur frente a sus peligrosos y expansivos vecinos de al-Ándalus, que tomará como barrera natural los Pirineos. Así pues, desde el golfo de Vizcaya hasta la bahía de Roses se ubicarán una serie de condados semiautónomos e independientes ente ellos, que obedecerán a los reyes francos. Su misión será frenar el avance islámico hacia el centro del continente.