Dentro de su política exterior, Carlos I tuvo que enfrentarse a varios conflictos.

• El luteranismo en Alemania. Fue en tiempos de dicho monarca cuando Lutero inició sus postulados y se produjo la Reforma de la Iglesia. Carlos no podía permitir la escisión del cristianismo, puesto que él era uno de los principales garantes del catolicismo, ya que había sido coronado emperador de dichos territorios por el mismo papa y tenía con él otra serie de pactos. El rey convocó la Dieta de Worms para escuchar las proposiciones de Lutero y de los príncipes que le apoyaban, pero no las aceptó. Tras la guerra entre católicos y protestantes, en la Paz de Augsburgo, en 1555, viendo que no podía volver a unificar el cristianismo, dictó que serían los príncipes alemanes los que decidirían cuál sería la opción religiosa en su territorio.
• Los piratas del Mediterráneo. El monarca se enfrentó a los turcos otomanos que, desde Constantinopla, se habían expandido por el Danubio ocupando diversas plazas en el norte de África. La piratería, desarrollada o apoyada por estos, dificultaban el comercio en el Mediterráneo, lo que llevó al emperador a ocupar Túnez en 1534. Ahora bien, ni la toma de esa plaza ni los enfrentamientos de la armada imperial contra los corsarios pusieron fin a ese grave problema.
• La guerra con Francia. Carlos I se enfrentó a Francisco I de Francia para conseguir territorios en el norte de Italia, en concreto el Milanesado, que fue incorporado a la Corona hispánica tras la batalla de Pavía (1525). Fueron un total de cuatro guerras, firmándose tras la última de ellas la Paz de Crépy. En virtud de ese acuerdo, Carlos perdió enclaves en el norte de Francia (como Verdún) y en las inmediaciones de Flandes, mientras que Francisco renunciaba, a su vez, a ciertas plazas Italianas y a los Países Bajos.

Durante el reinado de Carlos I, se continuó la expansión por América y su colonización. En 1521, Hernán Cortés finalizaba la conquista del imperio azteca, lo que permitió ampliar los dominios castellanos por los territorios mayas de la península de Yucatán. A su vez, Francisco Pizarro y Diego de Almagro conquistaron el imperio inca una década después. Esta expansión por el centro y el sur de América dio lugar a la formación de los virreinatos de Nueva España y del Perú.

Además, continuaron las exploraciones, como la de Francisco Orellana, quien descubrió el río Amazonas, o Vasco Núñez de Balboa, el mar del Sur. Fernando de Magallanes emprendió la primera vuelta al mundo, y consolidó el dominio de los archipiélagos de las Filipinas y las Marianas. No obstante, dicho capitán murió en estas islas, y Juan Sebastián Elcano completó el viaje en 1522.

La mayor parte de estas expediciones estaban financiadas por particulares con el permiso del monarca. Conquistados los territorios, declaraban la sobería del rey, el cual estableció todo un sistema de administración y control de dicho espacio.

De esta manera, a todas las posesiones europeas y las plazas africanas, se le sumaron los dominios americanos y asiáticos.

• Busca un mapa que ilustre el imperio americano de Carlos I.

Cabe destacar que, Carlos I, siguiendo la línea de los Reyes Católicos, consolidó la monarquía autoritaria y ejerció su poder de manera estricta. No obstante, cada reino continuaba teniendo sus leyes, sus cortes y sus instituciones propias. Se trataba de un dominio territorial pero no de una unificación política de sus posesiones.

Es decir, pese a la extensión geográfica, el rey consiguió organizar y administrar política y económicamente los diferentes espacios a partir del mantenimiento de la diversidad institucional y jurídica de las mismos, así como de sus tradiciones y su lengua. Así, el único organismo de unión era la propia Corona y el Consejo de Estado, entidad encargada de la política exterior. De esta manera, Carlos consolidó el sistema polisinodial -varios consejos consultivos- que habían iniciado los Reyes Católicos. Al Consejo de Estado, se le unieron el de Guerra, Inquisición y Hacienda entre otros. Estos eran los llamados temáticos, a los que se han de añadir los territoriales, como el de Castilla, Aragón, Navarra, o Indias. Así pues, no se puede hablar de un estado centralizado, sino de una Corona Hispánica que se articulaba desde la variedad y la singularidad de sus dominios.

1. Explica con tus palabras qué organismos o aspectos eran propios de cada territorio y cuáles se repetían en todos o en muchos de ellos.
2. Indica cómo podían ser los consejos y menciónalos.

Carlos I se casó con Isabel de Portugal, con quien tuvo siete hijos, algunos de los cuales murieron jóvenes. Además, su esposa también falleció bastante antes que él, suponiendo un duro golpe para el monarca. Finalmente, a mediados del siglo XVI, el rey se sintió cansado y abatido por no haber conseguido la monarquía universal que anhelaba, así como otros de los objetivos que se había marcado al inicio de su reinado. Por eso, en 1556, decidió abdicar.

A su hermano Fernando, le concedió el título imperial y los territorios de los Habsburgo en Austria, mientras que el resto de sus posesiones pasaron a su hijo primogénito, que se convertiría en Felipe II. Enfermo de gota, Carlos se retiró al monasterio de Yuste, donde murió en 1558 a los 58 años.

• Carlos fue emperador, pero su hijo Felipe no. Explica por qué sucedió este hecho.