Una crisis económica y demográfica
En el siglo XVII se produjo una fuerte crisis económica en Europa que también afectó al ámbito hispano. Sus causas fueron las siguientes:
- La demográfica. La pérdida de la población se tradujo en una falta de mano de obra y una reducción de la producción.
- La llegada de metales preciosos, que era uno de los principales aportes económicos de la Corona, había hecho que se dejaran de lado el comercio, la industria y la agricultura. En este siglo se produjo una caída de la cantidad de oro y plata llegada desde América.
- Falta de estabilidad económica y monetaria.
- Falta de una burguesía activa que incentivara más el comercio y el mercado.
- Cargas fiscales abusivas. La mayor parte del estamento no privilegiado no podía hacer frente a los numeros impuestos y retribuciones señoriales.
- Imposibilidad de repartir las herencias debido al mayorazgo.
- Muchos de los productos manufacturados y de la banca estaba en manos extrajeras.
La crisis tuvo sus consecuencias en los distintos sectores económicos.
- El campo. Se produjo una reducción de la producción agrícola debido a las malas cosechas y, además, cayó la producción de lana. La nobleza aumentó las cargas fiscales para mantener sus rentas intactas tras la recesión demográfica, lo cual solo empeoró la situación de los campesinos y aumentó el hambre en el ámbito rural. Así, muchos prefirieron abandonar las tierras e ir a la ciudad, donde, en la mayoría de los casos, se convirtieron en mendigos. A finales de la centuria, empezó a recuperarse la producción y se dio una cierta especialización en los cultivos.
- La industria. Aunque se contaba con materias primas, su transformación en objectos manufacturados se producía en el exterior, de manera que la mayoría de los productos se debían importar. Por otro lado, la confección de paños experimentó una caída progresiva, mientras que la minera y la fabricación de hierro se mantuvieron, al igual que la construcción naval.
- El comercio. El 90% de la producción agrícola y artesanal era para el autoconsumo, el comercio se centraba en el suministro a las ciudades así como el marítimo y de ultramar. No existía una verdadera política mercantil, no se incentivaba la actividad comercial y existían muchas aduanas e impuestos que la gravaban. Así, la venta de los productos se encarecía y los precios resultaban imposibles para una sociedad empobrecida. Por otro lado, el principal comercio, que era el que se mantenía con América, sufrió también una reducción en la llegada de productos. La razón era que los diferentes territorios empezaron a establecer relaciones mercantiles entre ellos y también con otras potencias, como era el caso de Inglaterra y Francia. Por ello, su demanda de materiales y productos peninsulares se redujo.
De esta manera, la Monarquía Hispánica se vio obligada a recurrir a prestamos extranjeros para hacer frente a la crisis, mantener la corte y sufragar las distintas guerras. Otra solución fue la devaluación de la moneda en diversas ocasiones, medida encaminada a provocar una reducción de los precios.
La crisis demográfica fue simultánea a la económica. Es decir, también en este siglo se experimentó una pérdida de población que afectó a las diferentes regiones de manera distinta. En especial, el descenso demográfico fue muy significativo en el reino de Castilla. Las causas de este estancamiento y regresión fueron:
- Una serie de malas cosechas. Al reducirse la producción, los precios aumentaron y todo ello llevó a situaciones de hambre que hacían que la gente tuviera menos resistencia a las enfermedades o que muriera por la misma hambruna.
- Graves epidemias y un nuevo brote de peste negra que aumentaron la mortandad.
- Las guerras. Los continuos conflictos bélicos en los cuales estaba la Monarquía Hispánica comportaban un gran número de muertos. Además, si las guerras no se ganaban, eso también significaba una gran pérdida para la Hacienda.
- La crisis económica generalizada, que se traducía en las diversas bancarrotas del Estado.
- La expulsión de los moriscos en 1609, que sobre todo en el litoral mediterráneo supuso una gran pérdida de población y, por ende, un abandono de tierras de cultivo.
- La emigración a América, que también supuso una reducción demográfica.