Bloques enfrentados
La Guerra Fría fue el enfrentamiento entre dos bloques completamente antagónicos que lucharon por imponer su visión del mundo. Los líderes de ambos bloques fueron Estados Unidos (EEUU) y la Unión Soviética (URSS). Aunque no llegó a haber una guerra directa entre ellos, estuvo muy cerca de haberla y ambas potencias dirigieron un estado de tensión mundial que sí provocó graves conflictos armados en diferentes puntos del planeta.
Ambos bloques estaban principalmente enfrentados por ideas económicas (capitalismo frente a comunismo) y por ideas políticas (democracias parlamentarias frente a dictaduras totalitarias), que en la práctica suponían profundas diferencias sociales, ideológicas y militares. Para defender sus respectivos intereses, ambos bloques perfeccionaron su armamento nuclear, desarrollaron una verdadera carrera espacial y mantuvieron en todo momento una dura pugna de propaganda y espionaje.
El enfrentamiento se prolongó durante más de cuarenta años, con diferentes niveles de intensidad. Situamos sus comienzos alrededor del final de la II Guerra Mundial (1945), cuando la caída del régimen nazi provocó que se hicieran evidentes las diferencias entre los que habían sido aliados forzosos durante la guerra: las potencias occidentales dirigidas por Francia, Reino Unido y, sobre todo, EEUU, frente a la Unión Soviética y los países europeos que habían quedado bajo su control durante los últimos meses del conflicto.
Las diferencias se hicieron patentes desde antes de terminar la II Guerra Mundial, en las sucesivas conferencias que reunieron a sus respectivos líderes (especialmente en Potsdam, en el verano de 1945) para diseñar la organización territorial de Europa tras el conflicto. La URSS fue incorporando a su órbita e instaurando las llamadas democracias populares en los sucesivos países que iba liberando (Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Yugoslavia y Albania). Por su parte, EE.UU. apostaba por la ayuda económica (Plan Marshall) para sumar aliados.
El lugar más conflictivo entre ambos bandos en Europa fue Alemania, que quedaría dividida en dos países (RDA y RFA) y cuya capital, Berlín, se convertiría en el símbolo del enfrentamiento entre ambas ideologías.