¿Cómo empezó todo?
La situación económica en los primeros años ochenta en la Unión Soviética era de auténtico estancamiento, padeciendo las consecuencias de una dedicación casi exclusiva a la industria pesada en lugar de a la producción de bienes de consumo, agravada por la crisis mundial provocada en 1973 por la subida generalizada del precio de los combustibles tras los acuerdos adoptados por los países exportadores de petróleo.
Desde la muerte de Breznev en 1982, se sucedieron los dirigentes de la Unión Soviética hasta llegar al hombre que lo cambió todo: Mijail Gorbachov. Llegó al poder en 1985 y desde el principio estuvo decidido a reformar el sistema, aunque su intención no fuera acabar con la Unión Soviética ni con el comunismo.
La situación política estaba igual de estancada, y los miembros de la clase dirigente eran en su mayoría antiguos combatientes de la II Guerra Mundial. Gorbachov, que llegó al poder con 54 años, era mucho más joven que la mayoría de los miembros destacados del partido comunista de la Unión Soviética (PCUS). Esto supuso el fin del gobierno de los mayores que caracterizaba a la URSS (gerontocracia).
Gorbachov, que sería último presidente de la URSS, impuso un programa de reformas llamado Perestroika (apertura política en ruso) acompañado de una idea nueva que llamó Glasnot, que podríamos traducir por transparencia informativa. Con ambos conceptos nos hacemos a la idea de cuáles eran sus intenciones.