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Acercándonos a los gentilicios

Un país de emociones

Emoticonos representado diferentes emociones: tristeza, alegría, miedo, sorpresa...
Pixabay/Prawny. Emociones (Pixabay License)

Lee, en voz alta, la siguiente historia. 

Un país de las emociones

En un lugar muy muy lejano, había una vez un país que estaba muy dividido. En la ciudad Alegre vivían los alegrenses, siempre estaban riendo, eran optimistas, vivían en una alegría continua y todo les parecía bien; si alguien tenía un accidente, se reían; si una persona no iba a trabajar, les parecía estupendo; si iban al colegio los niños y las niñas y los docentes no daban clase, lo celebraban; si tenían que comprar y la tienda estaba cerrada, se iban felices. La ciudad Alegre parecía como si tuviera siglos y siglos, su casas estaban deterioradas y las calles sucias; todo se veía muy descuidado porque a sus habitantes todo les parecía bien. 

Como a unos 10 kilómetros y separados de un muro vivían los tristecinos y tristecinas en la ciudad Triste. A diferencia de la ciudad Alegre, era una ciudad muy cuidada pero sus vecinos nunca estaban contentos; intentaban siempre mejorar en todo pero nunca llegaban a estar satisfechos, ni con sus casas, ni con su familia, ni con sus amigos, ni en la calle; siempre encontraban algo que no les parecía bien y permanecían en una tristeza continua.

Muy cerca, vivían en la ciudad Sorpresa los sopreseños y sorpreseñas. Era una ciudad muy rápida, todo pasaba a gran velocidad, la gente corría levantando las manos sorprendida y llevándose las manos a la cara. Cruzar la calle era una sorpresa; ir al colegio les dejaba atónitos; ir al médico, boquiabiertos. Su ritmo cardiaco estaba siempre acelerado y no les permitía sentarse ni un sólo momento; cuando se iban a dormir necesitaban 20 horas cada día para recuperarse.

Cruzando el río, vivían los miedanos y miedanas, en la ciudad Miedo, la más segura de todas. No existían los accidentes porque nadie salía de su casa. Las calles estaban desiertas porque a sus habitantes les daba pánico pasear por si les pasaba algo; todo el día se quedaban sentados en sus casas porque solo por dar un paso les parecía que corrían peligro. Partían la comida con sus manos, pues les daba pavor utilizar cuchillos y prácticamente no se acercaban a otras personas.

Un día, un niño y una niña de la ciudad Alegre, jugando tan contentos, se despistaron y se alejaron de su ciudad. Estuvieron toda la noche perdidos en el bosque pero les parecía que todo estaba genial y siguieron caminando y caminando muy felices. Al amanecer, a lo lejos, vieron que se apreciaban unas casas preciosas y se acercaron corriendo; sin apenas darse cuenta, había llegado a la ciudad de los tristecinos. Los vecinos los miraban tristes pues nunca antes habían visto los dientes en unas bocas tan sonrientes; los niños, sin embargo, nunca habían visto una ciudad tan limpia, tan cuidada, con parques, jardines... ¡Era todo una maravilla!

Al día siguiente, con la triste ayuda de unos habitantes, pudieron regresar a sus casas. Las familias de los dos niños seguían alegres, no se habían preocupado por su desaparición. Les escucharon contar dónde habían estado y todo lo maravilloso que habían visto. El padre de la niña, entre risas, dijo que iban a invitar a los tristecinos que les habían ayudado. Después del encuentro, los habitantes de ambas ciudades quedaron encantados y, apreciando los beneficios y cualidades que tenían los alegrenses y tristecinos, decidieron quedar una vez por semana para saber más los unos de los otros.

Después de un año, eran cientos de personas las que intercambiaban emociones y puntos de vista; los avances en cada ciudad eran inimaginables hace un año. Los tristecinos, de vez en cuando, apreciaban lo que tenían y estaban contentos y los alegrenses habían mejorado en muchos aspectos de su ciudad. Tantos y tan buenos habían sido los cambios, que decidieron llamar a los miedanos y sorpreseños para saber más.

Después de algún tiempo, con la aportación de los miedanos, las calles eran mucho más seguras, disminuyeron los accidentes y las personas, en determinadas situaciones, estaban en alerta. Con los sorpreseños aprendieron a preparar el cuerpo para afrontar cualquier situación inesperada y saber reaccionar.

Alegrenses, tristecinos y tristecinas, miedanos y miedanas y sopreseños y sorpreseñas aprendieron que, juntos, eran un equipo insuperable y que todas las emociones son imprescindibles para pensar, sentir y ser mejor. 

María González Benito

 

Debate

Debate con tus compañeros de forma oral.

1. ¿Son importantes todas las emociones?

2. ¿Hay alguna emoción más importante que otra?

3. ¿Por qué crees que están resaltadas las palabras en negrita?

4. ¿Piensas que los nombres de los habitantes (alegrenses, tristecinos...) se los ha inventado la autora arbitrariamente? O, por el contrario, ¿piensas que tienen relación con los nombres de las ciudades (Alegría, Tristeza...)?

¡Emociónate!

Pregunta

Contesta a las siguientes preguntas sobre el texto, marca la opción correcta.

1. ¿Cómo estaba la ciudad de los tristecinos y tristecinas?

Respuestas

La ciudad estaba muy descuidada.

La ciudad estaba muy limpia y sus calles llenas de parques y jardines muy cuidados.

Los tristecinos y tristecinas no salían de sus casas porque estaban muy tristes. 

Retroalimentación

Pregunta

2. ¿Qué les pasaba a los habitantes de la ciudad de Miedo?

Respuestas

No salían de sus casas porque les daba miedo.

Iban corriendo por la ciudad porque les daba miedo.

Al tener miedo, estaban todo el día cuidando la ciudad para que no pasase nada.

Retroalimentación

Pregunta

3. ¿Cómo crees que reaccionaría un alegrense si tuviera que comprar un medicamento urgente y se encuentra la farmacia cerrada porque el farmacéutico no ha ido a trabajar?

Sugerencia

No es una pregunta que puedas encontrar literalmente en el texto. Tienes que pensarlo tú.

Respuestas

Al principio se pondría un poco triste pero enseguida alegre.

Se enfadaría primero y después estaría alegre.

Se lo tomaría bien, continuaría feliz y contento. 

Retroalimentación

Pregunta

4. ¿Qué letras ha añadido la autora a la palabra Miedo para formar el nombre del habitante de esa ciudad?

Respuestas

-ano y -ana

-ense

-ino e -ina

Retroalimentación