Organización política
Lo primero que realizaron los reyes carolingios fue asentar su poder en su reino para ampliar las fronteras de sus territorios posteriormente. La defensa del cristianismo y una excelente red de administración fueron los pilares del Imperio Carolingio.
Para conseguir controlar el vasto imperio que estaba configurando, Carlomagno ideó una organización territorial novedosa respecto al resto de reinos germánicos creando:
- Condados: eran las provincias de interior dirigidas por un conde que se encargaba de cumplir las directrices marcadas por el emperador. Ejercía el poder judicial y militar, recaudaba impuestos y controlaba a los habitantes de la zona.
- Ducados: surgían de la unión de condados o era un título que se daba a alguien por su prestigio o por la confianza que el emperador tenía en él.
- Marcas: se situaban en las zonas fronterizas y tenían amplios poderes militares, pudiendo mandar sobre los condados cercanos, por la dificultad de defender al Imperio de posibles invasores como los musulmanes.
No obstante, era la figura del "missi dominici" quien servía para asegurar la lealtad hacia el emperador. Estos funcionarios se encargaban de controlar que los condes, duques y marqueses cumplieran e hiciesen cumplir las disposiciones del emperador, recaudaran los impuestos y fueran leales al Imperio.
Además, Carlomagno empezó a entregar tierras a los nobles para su explotación, así como a conceder el derecho de contar con los campesinos de aquellas zonas como siervos, como premio a la fidelidad mostrada hacia el emperador. Esto será el inicio de la organización política, social y económica que caracterizaría a la Plena Edad Media, el feudalismo.
Otro aspecto a destacar es la relación entre los reyes carolingios y la Iglesia, desde Pipino el Breve que entregó algunos territorios italianos (como el Exarcado de Rávena) al Papa, siendo la base legal para la creación de los Estados Vaticanos. También supuso la posibilidad de que el Papa pudiera participar de los poderes terrenales, de manera que, junto a la coronación de León III a Carlomagno como emperador en la Navidad de 800, se convirtió en el germen que propició las "guerras de las investiduras" que protagonizaron el Imperio y el Papado en los siglos X-XI por ver quién ostentaba más derecho al poder en el mundo.
Sin embargo, Carlomagno utilizó al clero como otro instrumento más para controlar a los habitantes de su Imperio a través del dogmatismo religioso, pues los miembros de este harían entender la necesidad de obediencia y lealtad al emperador. Además, el sector eclesiástico era el que más cerca estaba de los aspectos culturales necesarios para engrandecer la leyenda carolingia a través de los libros y el arte.