El choque entre pueblos
El Imperio Romano siempre había tenido problemas con los pueblos situados al otro lado del limes, es decir, más allá de los ríos Rin y Danubio, que delimitaban la frontera del Imperio. Sin embargo, desde finales del siglo IV estas incursiones se iban haciendo cada vez más frecuentes y más difíciles de controlar. Estas luchas dieron el golpe de gracia al Imperio, que no pudo soportar las luchas contra los pueblos bárbaros.
Las relaciones entre los vecinos fronterizos variaban de la amistad a la hostilidad, aunque eran muchos los bárbaros que se alistaban en el ejército imperial, dispuestos al motín en cuanto se retrasaba la paga, algo muy común, y que fue otro punto de desestabilización en el imperio.
La falta de alimento y la presión ejercida desde el este por los hunos iban haciendo que los pueblos bárbaros fueran hacia occidente, buscando acomodo entre los territorios del Imperio. Estos movimientos crearon multitud de problemas a los romanos, desde la muerte de su emperador Valente en la Batalla de Adrianópolis (378) hasta el saqueo de la propia Roma por parte de los visigodos, dirigidos por Alarico en 410.
De hecho, el Imperio se tuvo que federar con los visigodos para que les ayudara a defender la provincia de Hispania frente a otros pueblos germánicos como los suevos, vándalos o alanos. Incluso lucharon juntos contra Atila, el azote de los hunos, en el intento de invasión del Imperio en el 451.
Multitud de pueblos bárbaros se fueron asentando por el Imperio, siendo la base del origen de muchos países europeos:
- Los anglos y los sajones se dirigieron hacia las Islas Británicas.
- Los vándalos hacia el norte de África, tras pasar por Hispania donde se asentaron alanos, suevos y visigodos.
- Los ostrogodos y lombardos en Italia.
- Los francos, alamanes y burgundios en las zonas de la actual Francia y Alemania.
Todo este proceso vivido entre los siglos III y VII es denominado como las invasiones bárbaras o migraciones germánicas.
Sin embargo, el honor de acabar con Roma fue para el pueblo de los herulos, con Odoacro a la cabeza, quien depuso al último emperador Rómulo Augústulo en el 476, poniendo fin al Imperio Romano de Occidente. En el 493, Teodorico, rey de los ostrogodos, asesinó a Odoacro y asentó a su pueblo en la Península Itálica. Había dado comienzo la Edad Media sin que los protagonistas lo supieran, siguiendo influenciados por aspectos económicos, sociales y culturales que dejó tras de sí el Imperio Romano en el occidente de Europa.