Origen de Bizancio y el Imperio Romano de Oriente
Las luchas internas por el poder en el Imperio Romano acabaron entronizando a Constantino I en el 324, tras derrotar a Licinio en Bizancio. Entonces decidió fundar allí una nueva urbe que fuera la capital de su imperio, Constantinopla, cuya inauguración oficial fue en el 330. La ciudad tenía una privilegiada situación estratégica, pues controlaba el paso del mar Mediterráneo al mar Negro por el estrecho del Bósforo.
Además, la presión ejercida a Roma por los pueblos bárbaros hacía necesario un cambio de capital que protegiera mejor al emperador y a sus intereses.
Con la separación del Imperio Romano con Teodosio I en el 395, Constantinopla pasó a ser la capital del Imperio Romano de Oriente hasta 1453. El 29 de mayo de ese año, el Imperio Otomano tomó la ciudad, dejando al mundo conocido consternado pues desaparecía una potencia de la historia de casi 1.500 años, desde su creación en el 27 a. C. por Octavio Augusto.