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Coherencia

 

La coherencia se fundamenta en una serie de elementos, gracias a los cuales se consigue un significado unitario para el texto.

Un texto es coherente si presenta: 

  1. Unidad temática: los  enunciados se refieren a un mismo tema sobre el que se va añadiendo información.
  2. Estructura interna lógica: las ideas están ordenadas y jerarquizadas. Pueden seguir la estructura analizante (método deductivo) y la estructura sintetizante (método inductivo).
  3. Corrección gramatical y léxica: esto se consigue empleando las palabra apropiadas a la situación comunicativa y a la intencionalidad, una expresión correcta desde el punto de vista morfológico y sintáctico (concordancias, uso de preposiciones) y un eso preciso de los marcadores discursivos.  
  4. Conocimientos compartidos por parte del emisor y el receptor en relación al contexto.

De todo lo expuesto previamente, se deduce que la continuidad temática, esto es, que el tema del texto aparezca en los diferentes enunciados, es una de las claves de la coherencia. Relacionada con ella aparece la progresión temática, por la que se va añadiendo información nueva al tema. Desde este punto de vista, es muy importante que lo que se transmite en el texto tenga sentido y que las informaciones no sean contradictorias entre sí. 

Debajo de la imagen hemos dejado dos ejemplos para que te ayuden a entenderlo. 

Cadenas
TanteTati. chain (Pixabay License)
  • Texto coherente no cohesivo:

Terremoto en Irán. Dimite presidente francés. Derrota de los conservadores en Inglaterra. El paro disminuye de nuevo. El Castellón asciende a la división de Plata.

Fuente: https://sites.google.com/site/carlesrull/lenguaiv

Es un texto coherente porque todas sus partes tienen sentido y mantienen la gramaticalidad, pero no está cohesionado porque hay ninguna relación entre los enunciados del texto.

  • Texto cohesivo no coherente.

Compré una máquina de escribir en Nueva York. Nueva York es una ciudad de los Estados Unidos. Las grandes ciudades tienen a veces problemas de tráficos y delincuencia. Yo no soy un delincuente. La han fabricado en China.

Fuente: https://sites.google.com/site/carlesrull/lenguaiv

Aquí podemos ver que aparentemente los enunciados tienen relación entre ellos, pero no es así, ya que alude a la máquina de escribir y también a la delincuencia.

"Permite que la información avance. El progreso de la información se basa en un modelo lineal y se manifiesta por el lugar que las unidades informativas ocupan en la oración. Se parte de una información compartida, y se van añadiendo elementos nuevos que hacen avanzar el texto". Fuente: Casalmiglia- Tusón, Las cosas del decir, Ariel Lingüística, 1999.

Historias cotidianas con coherencia

Ordena estas oraciones para tener un texto coherente.

  • Los domingos por la mañana desayunábamos chocolate.
  • Yo me encargaba de hacerlo, mientras mi hermana preparaba la masa de los churros.
  • Después, los freía. Cuando estaban hechos los sacaba a un plato para que soltarán el aceite.
  • Un poco después, se pasaban a otro plato y se espolvoreaba azúcar por encima.
  • Casi siempre yo terminaba de hacer el chocolate antes, así que lo apagaba y esperaba a que estuvieran hecho los churros.
  • A veces en lugar de churros, mojábamos pan. ¡Qué rico estaba!
  • Mi hermana avisaba de que los últimos churros estaban ya en la sartén. Lo hacía para que nos sentáramos a la mesa.
  • En ese momento, todos nos acomodábamos y esperábamos que nos sirvieran.
  • Eran unos desayunos especiales.

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Practicamos lo aprendido

Lee el fragmento de Biografía de un cuerpo, de Mónica Rodríguez,  y explica por qué es un texto coherente. 

El cuerpo manda. Obliga, es un tirano. Lo miro en el espejo a través del vaho. Largo, recién amoldado a esta corpulencia que me desconcierta. Las costillas  marcadas, los músculos del vientre esbozados por líneas oscuras, el ombligo. Aún las gotas de agua lo cubren. Pequeñas constelaciones detenidas en la pelusa. El grifo  gotea; su sonido metálico es un martilleo rítmico que no quiero escuchar, pero que escucho. Los azulejos del baño están empañados. Bajo la neblina del vapor, contra el espejo, destellan los  muslos dorados, casi blancos, el sexo entre las piernas, encogido sobre la  mata oscura. Las rodillas formando un pequeño arco. Agacho la cabeza y me detengo en esa visión desde arriba. Estas no son mis piernas. Ni ese pene lánguido, acobardado como si no fuera un tirano, me pertenece. El vello de mis piernas sombrea la piel húmeda, las gotas prendidas en los pelos, aplastados bajo el peso del agua. Son extraños vistos desde esta perspectiva. ¿De quién serán esas piernas? ¿Y esos pies grandes, de hombre? Levanto los dedos y se marcan los tendones como si alguien tirara de una cuerda. La piel se vuelve mansa, lisa, casi deslumbrante por los talones, los costados. Miro tanto esos pies que ya no parecen pies. 

Mónica Rodríguez, Biografía de un cuerpo. SM Gran Angular. 2019