Los años sesenta: la renovación poética
A finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, coincidiendo con la apertura del país a nuevos influjos extranjeros y con la mejoría económica, surge la llamada Generación de los 50 o del medio siglo, un grupo de jóvenes autores que se aleja de la poesía desarraigada y social con una nueva propuesta: se trata de ampliar el campo de la lírica y, sin abandonar la preocupación por lo social, transformarla en inquietud por la realidad, incluir también lo personal y reflexionar acerca del hecho mismo de la poesía. El lenguaje es más cuidado y evocador, menos obvio que en la poesía social y el significado del poema se deja abierto a diferentes interpretaciones que los lectores pueden construir. Prestan mucha más atención al estilo y recogen influencias culturales de las vanguardias y de poetas europeos contemporáneos, pues son en su mayoría autores con amplia formación académica; juegan con el verso libre y el versículo pero también con las formas clásicas, y se sirven de la ironía y el humor tanto como del tono reflexivo.
La producción poética de los integrantes de este grupo varía mucho de uno a otro. Entre los más destacados se encuentran Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, Gloria Fuertes, Ángel González o José Agustín Goytisolo.