Visitantes del Mediterráneo
A lo largo del primer milenio a. C. la península ibérica recibió "la visita" de pueblos del Mediterráneo oriental, que, atraídos por las riquezas peninsulares, iniciaron un estrecho contacto con los pobladores locales. Y no solo eso, sino que llegaron a establecer asentamientos que a la larga dieron como fruto la creación de ciudades que son el origen de las actuales.
Unas cuantas preguntas para investigar.
- ¿Quiénes fueron estos colonizadores?
- ¿Cómo llegaron a la península ibérica?
- ¿Cuándo arribaron a nuestras costas?
- ¿Dónde se asentaron?
- Y la cuestión más importante: ¿qué aportaron para que hoy en día sea evidente dicha influencia?
Los fenicios
Los fenicios fueron un pueblo originario del Mediterráneo oriental y en concreto del área territorial que hoy en día comprende países como El Líbano y Siria. Por su ubicación geográfica siempre fueron un pueblo orientado al mar y, por tanto, a las actividades comerciales. Fue ese impulso económico el que provocó que, durante los primeros siglos del primer milenio a. C., los fenicios fueran avanzando hacia el Mediterráneo occidental bordeando las costas y creando factorías comerciales.
Además, los fenicios también buscaban la creación de nuevos asentamientos para que colonos originarios de Fenicia pudieran encontrar nuevas oportunidades fuera de la metrópoli. Una de las más importantes fue Cartago. Situada en el actual Túnez, se convirtió en la gran rival de Roma en el siglo III a. C. Así fue como alcanzaron nuestras costas y, en concreto, el sur peninsular. Aquí crearon asentamientos económicos, conocidos como factorías, siendo Gadir, la actual Cádiz, la que tuvo mayor importancia, aunque no fue la única. La actual Málaga también tiene su origen fenicio: Malaca.
Los fenicios dinamizaron la actividad económica de las áreas en las que tuvieron contacto. El intercambio con las poblaciones locales consistió en canjear metales preciosos como el cobre o la plata, existentes en la península, por productos procedentes de otros lugares como joyas, cerámica...
Las aportaciones más importantes de los fenicios fueron, sin duda, el uso de la moneda, técnicas de producción agrícola y metalúrgica entre otras. Con todo, una de las más trascendentes no tuvo un carácter material, sino más bien cultural: el alfabeto fenicio.
Los griegos
La presencia griega en la península Ibérica se remonta al siglo VIII a. C. Fue en ese momento cuando por primera vez comerciantes griegos tomaron contacto con la población local peninsular. Las razones de la expansión griega por el Mediterráneo tienen que ver con factores internos en la Hélade. El aumento de la población y la falta de recursos en un territorio en donde la agricultura y la ganadería tenían dificultades para su desarrollo obligaron a las distintas polis a iniciar un proceso de colonización por el Mediterráneo, especialmente por el sur de la península itálica y las costas septentrionales del Mediterráneo occidental.
Así fue como colonos griegos llegaron a las costas peninsulares desde Masalia (actual Marsella) y fundaron Rhode (Rosas) y Emporion (Ampurias) en la actual Girona en el litoral de la Costa Brava. Todo esto tuvo lugar a comienzos del siglo VI a. C y, en concreto, la fundación de Ampurias tuvo lugar el 575 a. C. Posteriormente, en la costa levantina, fundaron Akra Leuke (Alicante).
En las factorías griegas, se producían intercambios con la población local de todo tipo de manufacturas muy similares a los llevados a cabo por los fenicios. La actividad comercial tuvo tal éxito que Ampurias acabó independizándose de Masalia, convirtiéndose en una polis autónoma, gracias a su desarrollo económico.
Las aportaciones griegas fueron muy diversas y enriquecedoras, desde el cultivo del olivo, técnicas cerámicas, la moneda hasta la lengua griega, sin olvidar manifestaciones artísticas y urbanísticas, como la propia ciudad de Ampurias, la cual recoge el esquema urbano propio de las polis griegas.