Un arte útil
El carácter práctico del arte romano, especialmente el de la arquitectura, provocó que los habitantes de Hispania pudieran disfrutar de toda una serie de avances técnicos que, aplicados al urbanismo, proporcionaron unos servicios y una calidad de vida nunca vistos hasta el momento, y que todavía son visibles hoy en día.
El primer ejemplo son las calzadas. En el caso peninsular, destacaba sobremanera la Vía Augusta, la cual conectaba Gades con Roma a través de un particular "arco mediterráneo".
Como consecuencia lógica de la construcción de las calzadas, esenciales en las comunicaciones internas dentro del Imperio, surgió la necesidad de desarrollar la ingeniería, la cual fue la responsable de puentes que superaron ríos y relieve de manera sorprendente. Un ejemplo es el Puente de Alcántara, con casi 50 metros de altura sobre el Tajo, construido en tan solo un año entre el 105 y 106 d. C.