Los romanos desembarcan en la península Ibérica
Los romanos llegaron a la península ibérica casi por casualidad. Fue en el contexto del enfrentamiento entre Cartago y Roma de la segunda guerra púnica (218-201 a. C) cuando tuvo lugar el inicio de la presencia romana. Por tanto, vamos a repasar dicho conflicto.
En la primera guerra púnica, el enfrentamiento entre estas dos potencias tuvo como principal escenario la isla de Sicilia. Dicho enfrentamiento tuvo lugar entre el 267 y el 242 a. C. Los cartagineses (o púnicos) fueron expulsados de Sicilia y obligados a pagar a Roma compensaciones económicas. Aquí está el origen del siguiente enfrentamiento.
Los cartagineses se asentaron en el sur de la península ibérica, pensando que ello les compensaría de su derrota. Las hostilidades con Roma no tardaron en producirse. Tras tomar Sagunto, ciudad aliada de Roma, Aníbal, el general y líder cartaginés, cruzó el Ebro (límite natural entre las dos áreas de influencia, la romana y la cartaginesa) estallando la segunda guerra púnica (218-201 a. C.).
La reacción romana cogió desprevenidos a los cartagineses. Primero, Cneo Cornelio Escipión desembarcó en Ampurias en 218 a. C. Siguió Publio Cornelio Escipión con más tropas un año después y, finalmente, Publio Cornelio Escipión el Joven, también conocido como el Africano, en el 210 a. C tomó la capital cartaginesa en la península, Cartago Nova. Cuatro años después, los cartagineses salían definitivamente del territorio peninsular y los romanos decidieron quedarse, comenzando la conquista. A partir de ahora, tocaba hablar de Hispania.