El modelo romano de sociedad.
Durante el II siglo d. C. en Hispania, la población se situaría entre tres y cinco millones de personas aproximadamente. La mayor parte de la población se dedicaba a la agricultura, a la ganadería y al comercio. Por esto último, Hispania fue una de las provincias más urbanizadas de Roma. Algunas ciudades llegaron a tener 20.000 habitantes como Emérita Augusta, Tarraco o Corduba. Una de las más importantes fue Caesaraugusta, fundada en el año 14 a. C. por el propio Augusto. De hecho su nombre recoge los dos títulos del emperador, César y Augusto. Fue un ejemplo de ciudad ubicada en un lugar estratégico, y diseñada siguiendo el modelo de castrum, visto en el recurso anterior.
La sociedad hispanorromana fue una sociedad esclavista, en la que cuando éstos comenzaron a escasear, a partir de la crisis del siglo III, se generaron los mismos problemas que en el resto del Imperio romano. Un ejemplo fue la decadencia de esas mismas ciudades que crecieron anteriormente.
En Hispania encontramos la siguiente estructura social, básicamente piramidal.
- En la cúspide se encontraba la orden senatorial, de origen generalmente romana y con grandes propiedades agrarias. Además, eran los altos cargos de la administración romana.
- Tras ella, estaría la orden ecuestre. Es un segundo escalofón social que controlaba los aspectos militares, burocráticos y religiosos. Importantes comerciantes y propietarios de influencia local también estaban en este grupo.
- El denominado populus era el más numeroso. Aquí aparecen desde libertos (esclavos que han obtenido la libertad) hasta pequeños propietarios y artesanos, miembros de cofradías, las cuales reunían a trabajadores urbanos como zapateros o tejedores.
- Pero, sin duda alguna, el grupo más numeroso era el de los esclavos. Son la base de la sociedad hispana y cuya importancia económica ha sido ya citada. Carecían de cualquier autonomía personal. No podían poseer bienes ni una familia. Sus labores iban desde el trabajo doméstico a la explotación minera o tareas agrícolas. De ahí que cuando comenzaron a escasear, todo se vino abajo. Y en Hispania no fue una excepción.