Ya hemos tenido oportunidad de acercarnos a la mitología grecolatina a través de los mitos de Prometeo y el fuego y La caja de Pandora. En ellos, como hemos visto, el castigo a los protagonistas es impuesto como respuesta a su rebeldía o a la desobediencia de unas normas establecidas por un poder superior, el de los dioses.
Ahora vamos a detenernos en el mito de Dédalo e Ícaro, cuya historia también habla de las consecuencias de desobedecer. En este caso, sin embargo, la transgresión no afecta a unas normas arbitrarias impuestas desde arriba, sino que se desatienden unas advertencias fundamentadas en la experiencia de quien tiene más edad. Para entendernos, no es lo mismo decir «si llegas tarde, te castigo» que «si metes los dedos en el enchufe, te da la corriente».
- ¿Podríais decir exactamente en qué consiste la diferencia?
- ¿Alguna vez habéis desobedecido una orden o un consejo que os hayan dado en casa y os habéis arrepentido luego, no por el castigo que os hayan puesto, sino por las consecuencias mismas de vuestra acción? ¡De esto va el mito de Dédalo e Ícaro!