La Guerra de los Treinta Años fue el conflicto bélico de carácter político-religioso que se inició en Europa Central entre 1618 y 1648. En él se enfrentaron las principales potencias europeas del momento agrupadas en dos bandos::

• El católico: estaba formado por el Sacro Imperio Romano Germánico, la Monarquía Hispánica y la Liga Católica Alemana. Sus líderes fueron el emperador Fernando II de Habsburgo y Felipe IV de España (los dos pertenecientes a la misma dinastía), junto con el valido de este, el conde duque de Olivares.
• El protestante: lo conformaban Bohemia, Dinamarca, el reino de Suecia, los Países Bajos, la Unión Evangélica y Transilvania. También fueron apoyados por Francia, que quería frenar el expansionismo de la dinastía de los Habsburgo. En este caso, estuvieron liderados por los reyes de Bohemia, Dinamarca y Suecia, así como por Luis XIII de Francia junto con su primer ministro, el cardenal Richelieu.

El conflicto se inició en el Sacro Imperio Romano Germánico como consecuencia de las disputas entre católicos y protestantes, extendiéndose después por todo el continente. Además de una guerra de religión, era un conflicto a favor y en contra de la monarquía autoritaria, así como una lucha entre los Habsburgo y los Borbón de Francia por la hegemonía europea. El detonante fue la defenestración de Praga de 1618, y su fin se dio con la Paz de Westfalia en 1648.

Los antencedentes:

Para entender las causas de la guerra, debemos retroceder al reinado de Carlos I de España, que era el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Al iniciarse el luteranismo, empezaron los conflictos religiosos entre católicos y protestantes. Carlos, valedor del catolicismo, intentó defender dicho dogma, pero, como las guerras se sucedían, firmó la Paz de Augsburgo. En ella se  establecía que el príncipe de cada región alemana sería el que decidiría si en su territorio debían ser católicos o protestantes. No obstante ello no eliminó el problema.

Mas tarde, Felipe III de España y el rey de Francia empezaron a tener intereses en los territorios alemanes. Mientras, allí las tensiones entre católicos y protestantes continuaban, llegando a su cúspide cuando Fernando II (católico) fue nombrado emperador y rey de Bohemia.

Causas directas de la guerra

• Las tensiones continuas entre católicos y protestantes dentro del Sacro Imperio Romano Germánico.
• El nombramiento de Fernando II como emperador, quien, como católico, quiso imponer su autoridad en todo el territorio. Esto le llevó a enfrentarse a los príncipes alemanes, que querían conservar su independencia.
• La buena situación comercial de la que gozaba el Sacro Imperio llevó a que algunos países participaron en la guerra para intentar acceder a su dominio.
• El oportunismo de algunas potencias, puesto que se unieron a la guerra por las posibilidades de poder acceder a algún territorio. De hecho, existía un clima de lucha general entre las diferentes potencias europeas para adquirir un mayor dominio político y económico.

La guerra se dividió en cuatro periodos.

• Fase bohemia (1618-1625): se inicia en Bohemia, donde los protestantes se sublevaron contra el emperador Fernando II. Sin embargo, con el apoyo de la Monarquía Hispánica, este logró vencerles. Esos hechos coincidieron con el final de la Tregua de los Doce Años entre Felipe IV de España y las Provincias Unidas.
• Fase danesa (1625-1629): los daneses ayudaron a los protestantes alemanes en su rebelión contra el emperador, pero este logró vencer de nuevo.
• Fase sueca (1630-1635): Suecia apoyó a los protestantes alemanes y, pese a que en un primer momento consiguieron frenar al emperador, fueron finalmente derrotados por el ejército hispano-imperial.
• Fase francesa (1635-1648): Francia, pese a ser católica, intervino a favor de los protestantes para frenar la expansión de los Habsburgo. Los franceses vencieron en las batallas de Rocroi y Las Dunas, lo que supuso el fin del dominio militar español. Además, durante esta etapa, accedieron, a sus respectivos tronos, Luis XIV en Francia y Fernando III en el imperio, ambos más propensos a la paz que sus antecesores. Finalmente, una gran victoria de las armas francesas, cuyos ejércitos llegaron hasta Viena, supuso el final de la guerra y unas condiciones de paz favorables a estos.