El absolutismo fue el sistema de gobierno iniciado en el siglo XVII e imperante en Europa durante el periodo del Antiguo Régimen. Como recordarás, en los siglos XV y XVI la monarquía autoritaria se había ido fortaleciendo, lo que terminó originando, ya en la siguiente centuria, la llamada monarquía absoluta. Su característica principal era el poder ilimitado del rey, que solo estaba sujeto a la ley divina.

Las características de dicho absolutismo eran:

• Poder absoluto del rey. El monarca estaba por encima de todo, no era controlado por ningún organismo y su poder era indivisible, único y total. De esta manera, todos los habitantes eran sus súbditos y le rendían sometimiento.
• Origen divino del poder. Provenía directamente de Dios, por lo que el monarca actuaba en su nombre.
• Monarquía hereditaria. Se transmitía de padres a hijos.
• Modelo de Estado centralista. Todos los organismos de gobierno dependían directamente del rey, quien dirigía la política interior y exterior. Él era el propio Estado y encarnaba la ley y la justicia. Concentraba todos los poderes, siendo quien dictaba las leyes, las hacía ejecutar e impartía justicia, y también era la máxima autoridad del ejército.
• Aunque por tradición el rey estaba en cierta medida limitado por el Parlamento, los reyes absolutos no lo convocaban. Además, tampoco compartían su poder con la nobleza.
• Pérdida de la influencia que el papado tenía durante la monarquía autoritaria y prestigio religioso del rey en su país.
• Los únicos límites del monarca eran:
  • La ley de Dios, es decir, la legislación moral religiosa de la Iglesia.
  • El derecho natural, que eran leyes como la herencia o el mayorazgo, aspectos relativos a la tradición y a la cultura.
  • Las leyes fundamentales del Reino, que provenían de la historia.

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1. ¿Qué es el Antiguo Régimen? Busca la definición de este concepto.
2. A partir de lo que recuerdas y de lo que acabas de leer, explica cuáles son las diferencias y las semejanzas entre la monarquía autoritaria y la absoluta.

Como habíamos comentado, el monarca no estaba sujeto a ninguna institución y no existían los poderes públicos más allá de la palabra del rey.

No obstante disponía de una serie de funcionarios (la burocracia), que controlaban la economía, las finanzas del Estado, la diplomácia o el ejército. Eran personas muy cercanas al rey, nombrados por él mismo y de su confianza.

El monarca también era asistido por los consejos de Estado, así como por sus ministros. Estos últimos eran los encargados de llevar a la práctica las medidas legislativas aprobadas.

El monarca intervenía en la economía, que seguía el modelo mercantilista. Es decir, el propio Estado incentivaba el comercio creando compañías y talleres de manufacturas, de las cuales también se beneficiaba a través de impuestos. La intención era aumentar las exportaciones y reducir las importaciones.

La sociedad continuó siendo estamental, dividida en privilegiados (nobleza y clero) y no privilegiados (pueblo llano). De esta manera, el monarca debía respetar las atribuciones del primer estamento, como el derecho a cobrar rentas y no pagar impuestos, así como el de administrar justicia en sus territorios.

Con el fin de controlar mejor a la nobleza, el rey la mantenía cerca, de tal modo que parte de ella formaba parte de su corte. Además, la obediencia al monarca podía suponer la concesión de rentas u otros privilegios.