En diciembre de 1925, Primo de Rivera nombró un gobierno compuesto por mayoría de civiles, que conocemos como el periodo del Directorio Civil (1925-1930). La idea del dictador era estabilizar el régimen, ampliando los apoyos de la sociedad española. En parte la problemática social fue menor debido a la bonanza económica, gracias a la coyuntura internacional y a la construcción de infraestructuras. De hecho, en estos años nacen empresas como Iberia, Renfe, Telefónica o Campsa. Pero otros problemas seguían enquistados, entre ellos la cuestión catalana y la cuestión social. 

La política del gobierno a la hora de abordar el problema en Cataluña se basó en diversas acciones para reprimir su identidad propia. Ahora bien, es cierto que parte de la sociedad catalana apoyó a la dictadura debido a que puso fin a las acciones terroristas del anarquismo en la ciudad de Barcelona.

En 1926 nació la Organización Corporativa Nacional (OCN) con el objetivo de sustituir a los sindicatos, hacer la normativa laboral y gestionar las relaciones entre patronos y obreros. El sindicato socialista de la UGT se unió a esta iniciativa, lo que provocó luchas ideológicas entre los dirigentes del PSOE.

Otro hecho a destacar fue la creación de una Asamblea Nacional Consultiva -un órgano cuyos miembros eran personas afines a la dictadura- que tenía por objetivo de desarrollar un anteproyecto de Constitución. Sin embargo, la situación económica se deterioró como consecuencia de la crisis de 1929, lo que provocó la pérdida de apoyos del régimen. Esto fue aprovechado por la oposición para erosionar a la dictadura. Dicha oposición estaba formada por:

• Republicanos, encabezados por una élite intelectual y universitaria.
• Movimiento obrero, sobre todo anarquistas, comunistas y socialistas.
• Oligarquía política, perjudicada por la crisis económica y financiera.

También el rey y los militares retiraron el apoyo a Primo de Rivera, sucediéndose incluso dos fracasados pronunciamientos: la Sanjuanada (1926) y el promovido por el diputado conservador José Sánchez Guerra con apoyo de los militares. En enero de 1930 se nombró un nuevo gobierno presidido por el general Dámaso Berenguer.