El problema cubano y la guerra contra Estados Unidos
La dicotomía entre una metrópoli reacia a introducir cambios en los territorios ultramarinos y el sentimiento independentista que estaba apareciendo (sobre todo en Cuba y, más tarde, en Filipinas) condujo en un primer momento a un conflicto armado conocido como la Guerra Larga (1868-1878), a la que se puso fin con la firma de la Paz de Zanjón. Sin embargo los problemas no terminaron, pues la raíz de los mismos seguía fuertemente implantada en la isla. Dos de estos problemas eran la persistencia de la institución de la esclavitud, y la cada vez mayor intervención de Estados Unidos en la política interna de la isla.
Debemos distinguir dos elementos para la comprensión del problema cubano:
- Uno de tipo interno, pues, como hemos mencionado, existen a finales del siglo XIX movimientos independentistas en Cuba, cuyo líder más destacado era José Martí. En Filipinas el prócer de la independencia será José Rizal.
- Otro elemento de tipo externo, también nombrado antes, como es la ayuda estadounidense a los insurrectos cubanos, siguiendo sus propios intereses geoestratégicos (cercanía geográfica de Cuba, Doctrina Monroe) y económicos (importaciones del azúcar producido en Cuba).
En febrero de 1898 un incidente precipitó el estallido del conflicto. El acorazado estadounidense Maine, fondeado en el puerto de La Habana, explosionó y mató a 260 tripulantes. En Estados Unidos, la prensa amarilla se encargó de poner a la opinión pública a favor de la guerra contra España, que empezó en abril.
El conflicto siempre fue favorable a Estados Unidos, con eventos clave como las batallas navales de Santiago (Cuba) y Cavite (Filipinas), donde la flota española fue prácticamente eliminada por la estadounidense. En tierra cabe destacar la batalla de San Juan, cerca de Santiago de Cuba. La guerra finalizó con el Tratado de París, firmado en diciembre de 1898, cuyas cláusulas principales fueron:
- España cedió Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a Estados Unidos.
- Madrid renunció a la soberanía sobre Cuba, cosa que aprovechó Washington para establecer la Enmienda Platt (una ley que en la práctica sometía Cuba a los intereses estadounidenses), y estableció una base militar en Guantánamo, que sigue existiendo a día de hoy.
En 1899 el imperio español desapareció totalmente con la venta de las Marianas, Carolinas y Palaos a Alemania.
La pérdida de los territorios de ultramar supuso un terremoto político y social de dimensiones gigantescas. Mientras que las potencias europeas -Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Bélgica- se repartían África y se expandían por Asia y el Pacífico, el viejo imperio español se desmoronaba. A esta crisis se la conoce como el Desastre del 98.