La poesía mística
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Durante la segunda mitad del siglo XVI surge una poesía mística cuyo origen religioso tiene la base en la idea de la unión del alma con Dios. Para lograr alcanzar esa unión divina, hay que desprenderse del pecado terrenal (huyendo del mundo hacia la naturaleza) y purificarse. No obstante, no es suficiente con este proceso, puesto que la unión mística es un proceso que solo se concede a unos pocos agraciados, por lo que no depende de la voluntad humana.
Los autores que han logrado alcanzar ese estado no son capaces de expresar con palabras la divinidad; por tanto, recurren a símbolos y recursos literarios similares a los del amor humano. En nuestro país destacan las composiciones de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de la Cruz.