Introducción

Las zonas con climas fríos tienden a considerarse inhóspitas para el ser humano; las difíciles condiciones de vida que crean las temperaturas frías llevan a bajas densidades de población en estas áreas, siendo algunos de los biomas mejor conservados de la Tierra. A pesar de ello y, consecuencia de la globalización y el cambio climático, estos paisajes están hoy fuertemente amenazados y próximos al "punto de no retorno", momento en el que se producirán cambios irreversibles que pueden llevar a la desaparición de estos ecosistemas.

Los paisajes que vamos a analizar son los pertenecientes a los climas polar y de alta montaña.

Dentro de los climas fríos también ubicamos los climas desérticos fríos, escenarios donde la combinación de latitud, altitud, temperaturas bajas y situación de continentalidad, generan paisajes calificados de desérticos por sus escasas precipitaciones (por debajo de los 200 mm anuales) y frías temperaturas. Estos desiertos fríos se localizan en latitudes templadas, destacando los desiertos del Gobi y Tíbet en Asia.

El clima polar

Los dominios del clima polar se sitúan por encima del Círculo Polar Ártico y Antártico, 66º 33' norte y sur son las líneas de latitud de referencia para su localización. En estas latitudes, el ángulo de incidencia de los rayos solares determina que la insolación anual sea muy baja, menor cuanto más nos acercamos al polo geográfico, y por ello, encontramos las temperaturas más frías de la Tierra.

La inclinación del eje imaginario de la Tierra y su movimiento de traslación determinan la existencia en estas zonas del "día polar", un día en el que en el polo no se pone el sol en 24 horas. Este fenómeno, conocido cómo el sol de medianoche, es simultáneo a la "noche polar" en el polo opuesto.

La combinación de temperatura y precipitaciones permite un determinado tipo de vegetación que conforma el paisaje de estas latitudes. 

• Las temperaturas son las más bajas del planeta y, de media, en verano la temperetarura no supera los 10º centígrados.
• Las precipitaciones son muy escasas, por debajo de los 200 mm anuales, y normalmente en forma de nieve.
• La tundra, o vegetación característica de este bioma, se adapta a la falta de precipitaciones y bajas temperaturas. Las plantas, de escasa altura, tienen raíces superficiales para evitar el permafrost, o suelo helado que se extiende bajo ellas. En invierno el paisaje está dominado por las zonas heladas y amplias extensiones de nieve y hielo; en verano florecen las anémonas, pequeñas plantas de flor, y reverdecen los musgos y líquenes.

Hoy día este es uno de los ecosistemas con más riesgo de destrucción debido al cambio climático. Testimonio de esta realidad es el progresivo deshielo de amplias zonas del Ártico, la reducción paulatina de la extensión de la banquisa en el Ártico y en la Antártida en los últimos inviernos, las altas temperaturas que se están registrando en las zonas polares en verano, por encima de los 15º C, o los abundantes incendios en Siberia, que afectan al permafrost y están liberando importantes cantidades de CO² a la atmósfera.

El clima de alta montaña

La altitud media para definir una alta montaña varía en función de la latitud; así, en latitudes intertropicales hablamos de alta montaña en altitudes superiores a los 2.500 metros, mientras en latitudes medias o en países cómo España, lo rebajamos a 1.500-2.000 metros. En cualquier caso, el clima de alta montaña, por su altitud, define un ecosistema propio que, a nivel mundial, está localizado siguiendo las grandes cadenas montañosas.

Los inviernos son fríos, con temperaturas por debajo de 0ºC y abundantes precipitaciones en forma de nieve. Los veranos varían en temperatura según la latitud, pero las temperaturas son suaves en general y disminuyen las precipitaciones.

Ladera que muestra el escalonamiento de la vegetación, con plantas caducifolias en primer término, y perennifolias en altitudes más elevadas.	Valle de alta montaña en el que apreciamos bosques de coníferas, praderas a continuación y la roca madre en la cumbre.

Estas condiciones y la influencia del gradiente térmico, producen un escalonamiento de la vegetación en pisos de altitud, que se representa esquemáticamente con las cliseries de vegetación. Las especies que precisan mayor humedad y temperaturas más suaves, como las caducifolias, se sitúan en los pisos inferiores o basales. A medida que ascendemos, encontramos vegetación más resistente, perennifolias, para dar paso a las zonas de pradera y, finalmente, a la roca desnuda en la cumbre. En este escalonamiento, no hay que olvidar la influencia que ejerce en la vertiente estar en la solana o la umbría, sobre la cliserie vegetal.