A pesar de la gran importancia del comercio marítimo, centrado en los puertos de Barcelona y València, la sociedad de la corona de Aragón era mayoritariamente rural y agrícola. Además, cada territorio tenía unas características diferentes del resto, debido a la presencia de moriscos o al diferente impacto de la crisis del siglo XIV.

El reino de Aragón era el territorio más rural del conjunto, con una agricultura mayoritariamente de secano y especializada en el cereal. Por otra parte, destacaba la actividad ganadera en los extremos, tanto en los Pirineos como en el Sistema Ibérico. Contrasta el norte, predominantemente cristiano, con la gran presencia de musulmanes en la zona sur, lo que motiva la existencia de latifundios, aunque no serán tan extensos como en Castilla.

Cataluña era un territorio de clara influencia feudal, donde los campesinos solían pagar rentas en metálico a los nobles. Junto a esta propiedad señorial, coexistía la propiedad libre, pero siempre en pequeñas y medianas extensiones. Junto a la agricultura de subsistencia, existía otra comercial, ligada a la producción de vinos y manufacturas artesanales. La crisis bajomedieval y la peste de 1348 provocaron, sin embargo, la despoblación y el abandono de muchas explotaciones, agravando las tensiones entre señores y vasallos.

En el Reino de València coexistían, hasta la expulsión de los musulmanes en 1609, las comunidades cristiana e islámica. Así, hacia esa época, los no cristianos representaban el 30% de la población. Estaban en las peores tierras del interior, aferrados a una agricultura minifundista y de subsistencia basada en el regadío y sometidos a una fuerte presión de los señores feudales. Por contra, los cristianos practicaban una agricultura comercial , tanto en el secano como en el regadío. 

En el caso de Baleares, la principal producción era el cereal, aunque destaca la especialización ganadera de Menorca y la exportación de aceite de Mallorca.