Factores históricos y socioeconómicos
La evolución histórica ha dejado una huella en los distintos paisajes agrarios del mundo, con áreas cultivadas desde el Neolítico que siguen siendo hoy referentes agrarios: el valle del Nilo, los valles del Indo y Ganges o los grandes valles chinos del Huang-He y Yangtsé. La densidad de población de un área marca también algunas de las características de las actividades agrarias, llevando a una agricultura más o menos extensiva en función de la presión sobre los recursos.
Además, la disponibilidad de capital para invertir en avances tecnológicos resulta determinante para superar muchos condicionantes físicos.
Por último, dentro de estos factores, destacan también las políticas agrarias que, especialmente en los países desarrollados, condicionan las prácticas del sector primario. El ejemplo más próximo es el de la Política Agrícola Comunitaria (PAC), que regula las actividades en todos los países de la Unión Europea. La PAC, uno de los programas más antiguos dentro de la Unión Europea, se basa en tres pilares fundamentales: asegurar el suministro de alimentos a precios asequibles para el consumidor, garantizar el nivel de vida de los agricultores, equitativo al de otros profesionales, y conservar los recursos naturales preservando el medio ambiente.