De sol y playa
El turismo es un motor de crecimiento económico en España con un aporte del 12% al PIB nacional y que ocupa el 12% del total de afiliados de España. La industria turística es uno de los pilares de la economía española.
Somos el segundo país en recepción de turistas internacionales con cerca de 82 millones en 2019, tras Francia, que ocupa la primera posición. De ellos, el 35% son de Reino Unido, el 14% de Alemania, el 6,4% de Países Bajos y un 6,3 % de Francia; es decir, más del 50% de los turistas que vienen a España lo hace desde la UE por la facilidad del desplazamiento de personas dentro del mercado único, así como la ventaja de la moneda única, el euro.
El tipo de turismo que prima es el de sol y playa: nuestra localización al sur de Europa, con temperaturas más cálidas, el extenso litoral salpicado de playas, unos precios competitivos y la seguridad del país nos han dado la primacía frente a otros destinos mediterráneos.
Este modelo, que ha crecido de forma imparable desde la década de 1960, se enfrenta hoy a unas deficiencias estructurales que debe abordar:
- La enorme estacionalidad del empleo, ligado al período estival.
- La concentración de las plazas hoteleras en el litoral. Más del 70% de las camas de hotel se localizan en las costas y, de ellas, el 95% están en el Mediterráneo y en los archipiélagos balear y canario.
- El bajo gasto por viajero. Muchos desplazamientos están gestionados por tour operadores que ofrecen modelos de vacaciones baratas en paquetes de todo incluido.
Las políticas de las administraciones para superar estos elementos van desde la apuesta por la calidad de la oferta turística (banderas azules, Q de calidad), la ruptura de la estacionalidad con ofertas invernales o turismo de "todo el año", la creación de nuevos destinos (turismo de interior, senderismo, espacios naturales) o la puesta en valor de los productos y tradiciones culturales locales como reclamo turístico.