El órgano del gusto es la lengua.
Gracias a la lengua, podemos percibir y reconocer diferentes sabores.
Los receptores que captan y reconocen los distintos sabores son las papilas gustativas, las cuales se encuentran en toda la superficie de la lengua. Toda esa información recibida es enviada al cerebro, para que pueda ser procesada por este.
La boca se comunica con la cavidad nasal, gracias a la faringe, que comparten tanto el aparato digestivo como el respiratorio, ya que transporta tanto alimentos como el aire que entra a nuestros pulmones.
La saliva se mezcla con los alimentos y nos permite saborearlos.
Existen cuatro tipos de papilas gustativas que percibirán diferentes sabores:
- Amargo: estas papilas gustativas se localizan en el final de la boca.
- Ácido: estas papilas gustativas se encuentran en la parte media de la lengua.
- Salado: estas papilas gustativas se localizan en los laterales del inicio de la lengua.
- Dulce: estas papilas gustativas se encuentran en la punta de la lengua.
A continuación, puedes ver en una imagen en qué parte de la lengua se reconoce cada sabor.
Para cuidar nuestro sentido del gusto debemos:
- Evitar las bebidas muy frías o calientes, ya que puede dañar las papilas gustativas.
- Mantener una higiene diaria de nuestra boca y dientes.
- Realizar visitas regulares con el dentista.
La lengua tiene 8.000 papilas gustativas.
Además de los sabores amargo, ácido, salado y dulce, la lengua también distingue otro sabor llamado umami, que se describe con un sabor agradable.
El sentido del gusto no funciona, si no está el sentido del olfato activo.
Es el último sentido que perdemos antes de morir.