Toma de contacto
Las palabras que tenemos
Las lenguas están hechas de sonidos, de letras y de palabras. El español tiene a su disposición infinidad de vocablos que, juntándose con unos o con otros, construyen infinitos textos.
Este hecho no nos debe resultar extraño si tenemos en cuenta que todas las cosas que conocemos y vamos creando necesitan ser nombradas de algún modo para poder referirnos a ellas. De hecho, no solo las cosas tienen que tener una palabra propia, también los sentimientos, por ejemplo. Además, necesitamos otras palabras que describan esas cosas y aún otras que enlacen las palabras entre ellas, e incluso las que nos hablen de qué modo o cuándo suceden. Nuestra realidad es muy compleja y por eso necesitamos un léxico que cumpla diferentes misiones. A continuación clasificamos los tipos de palabras del español y comentamos de manera breve para qué sirve cada una:
- Sustantivos: dan nombre a personas, lugares, objetos, sentimientos...
- Adjetivos: describen al nombre al que acompañan.
- Verbos: indican acciones o estados.
- Adverbios: modifican o matizan el significado de verbos, adjetivos u otros adverbios.
- Conjunciones: funcionan como nexo, juntan palabras o segmentos.
- Preposiciones: ponen en relación a palabras con sus complementos.
- Determinantes: determinan al sustantivo al que acompañan.
- Pronombres: sustituyen al sustantivo.
- Interjecciones: conforman una oración y transmiten un sentimiento.
De dónde vienen las palabras
Uno de los rasgos característicos de las palabras es la arbitrariedad con la que están construidas, a diferencia de lo que pasa con otro tipo de signos. Un indicio, por ejemplo, tiene una relación de causa y efecto con aquello a lo que se refiere (humo y fuego); un icono se asemeja a lo que aludimos (como los dibujos que vemos en las puertas de los baños). Pero las palabras son símbolos y los símbolos nos los inventamos. Es decir, la palabra mesa no tiene ninguna relación con el mueble de cuatro patas sobre el que escribimos, trabajamos o cenamos.
No obstante, las palabras que ahora usamos en castellano no nos las acabamos de inventar, sino que en su mayoría proceden del latín:
- Palabras patrimoniales: aquellas palabras que han evolucionado desde el latín hasta nuestros días (auricula/oreja).
- Cultismos: palabras en latín que hemos introducido en nuestro vocabulario de forma más tardía y que, por lo tanto, no han cambiado tanto como las anteriores (cathedra/cátedra).
De todas maneras, con cada nueva realidad, vamos incorporando nuevo vocabulario, muchas veces inventado en otras lenguas. Los más habituales son los anglicismos (fútbol), pero en el español se han colado palabras de muchas otras lenguas:
- Catalán: añorar (enyorar), charnego (xarnego) o faena (feina).
- Euskera: chistera (txistera); izquierda (ezquerra) o chabola (txabola).
- Gallego: morriña (morriña); queimada (queimada) o pazo (pazo).
- Italiano: charlar (ciarlare); chusma (ciüsma); confeti (confetti).
- Francés: chófer (chauffeur); corsé (corset); crep (crêpe).
- Caló: camelar (encamelar, camelar); diñarla (diñar); pirarse (pirar).
Algunas veces estas palabras que heredamos se adaptan a nuestra fonética y ortografía (fútbol), otras no (pizza).
Cierto es que en ocasiones sí somos nosotros los que nos inventamos nuevas palabras, eso lo conseguimos gracias a dos mecanismos muy sencillos:
- Derivación: añadimos prefijos o sufijos a las palabras que ya tenemos para crear otras nuevas (pan-panadero-panadería).
- Composición: juntamos dos palabras para conformar una nueva (pintalabios).
La palabra pregunta y se contesta
tiene alas o se mete en los túneles
se desprende de la boca que habla
y se desliza en la oreja hasta el tímpano
la palabra es tan libre que da pánico
divulga los secretos sin aviso
e inventa la oración de los ateos
es el poder y no es el poder del alma
y el hueso de los himnos que hacen patria
[...]
la palabra es correo del amor
pero también es arrabal del odio
golpea en las ventanas si diluvia
y el corazón le abre los postigos
[...]
Mario Benedetti. "La palabra". Inventario 4. Visor de poesía.