Poesía y teatro realistas
En el Realismo se impone la novela, ya que el teatro se centra más en la comedia burguesa y la lírica es, por sus propias características, menos versátil para el reflejo de la realidad. La poca que se cultiva se aproxima a los temas cotidianos.
La poesía realista debe entenderse en el contexto en el que se escribe, un momento en el que la burguesía quiere imponer su forma de vida como modelo a seguir y en el que la cultura y la política tienen papeles principales. Es una poesía moralizante, que exalta los valores familiares y religiosos. Podemos distinguir dos grandes corrientes poéticas realistas:
- La poesía realista antirretórica buscaba alejarse de las formas románticas, a través de un lenguaje prosaico y huyendo de la carga ornamental propia del género. Su mayor representante es Ramón de Campoamor, que cultiva una poesía que busca el sentido común, el pragmatismo y el reflejo de las ideas burguesas imperantes en la época.
- La poesía realista grandilocuente, cuyo autor más conocido es Gaspar Núñez de Arce, conserva poemas con un tono cercano a la oratoria política de la época.
No podemos olvidar que, durante la segunda mitad del siglo XIX, se sigue cultivando poesía posromántica, cuyos autores más señalados son Rosalía de Castro y Gustavo Adolfo Bécquer. Su obra huye de la retórica romántica a través de la simplificación en la forma.
Aunque de forma menos significativa, el teatro también se aleja del Romanticismo para reflejar la sociedad burguesa y sus ideales, clase a la que van dirigidas las obras. El teatro se convierte en un acontecimiento de encuentro social, así que los aristócratas y los burgueses comparten espacio. Distinguimos, dependiendo a la clase social a la que vaya dirigido, tres tipos de obras:
- Alta comedia: obras dirigidas al público burgués, en las que aparecen personajes con poco desarrollo psicológico y con un carácter moralizante muy marcado: los conflictos familiares que son resueltos suelen ocupar los argumentos. Un autor representante de este subgénero es José Echegaray, primer premio Nobel de Literatura español.
- Zarzuela: dirigidas al público más popular, en las que la música se convierte en un acompañamiento perfecto para el hilo narrativo de las piezas.
- Género chico o teatro por horas: también dirigidas al público más popular, son fragmentos de obras literarias de mayor longitud. Tienen una duración menor que las grandes obras (una hora) y, por lo tanto, un menor coste de producción y de entrada. Tienen poco valor literario.