La narrativa fue el género más cultivado en el movimiento realista-naturalista; ya que, por sus características formales, fue el que mejor se adaptaba a las temáticas imperantes del momento.

Podríamos resumir la técnica narrativa realista, en cuanto a aspectos formales y temáticos en las siguientes características:

• Descripciones detalladas: observación y la documentación para representar la realidad. Las narraciones están llenas de fragmentos explicativos que caracterizan el paisaje y hacen comprender al lector las conductas de los personajes. Esta tendencia está relacionada con la objetividad.
• Personajes: suele haber un gran número y representan a un grupo social. Son personajes sin características exageradas o peculiares, son cotidianos. Su forma de actuar quiere demostrar el ambiente familiar y el nivel educativo. Muchas protagonistas son mujeres. En las novelas realistas, predominan los personajes burgueses, mientras que, en las novelas naturalistas, hay una mayor presencia de personajes de clases sociales más humildes.
• La sociedad: aparece con frecuencia el mundo privado de los personajes y lo que ocurre dentro de las casas. Además, se muestra la imagen que los personajes dan hacia el exterior y cómo son realmente en el interior de sus hogares (las apariencias).
• El conflicto: intereses privados y públicos, sentimientos encontrados, lucha contra lo establecido en la que ganan el sentido común y lo "correcto".
• Los acontecimientos históricos: las historias pretenden reflejar el momento en el que se escriben, esto es, los hechos políticos, sociales o económicos aparecen en las obras como contexto y marcan el argumento.
• El mundo urbano: los ambientes suelen ser urbanos, ya que es el espacio donde habita la mayor parte de la burguesía y su mundo. Se debe al crecimiento de las ciudades en la época.
• Lenguaje: como el objetivo era reflejar lo más fielmente la realidad, el lenguaje ayuda representando el nivel sociocultural de los personajes y también su procedencia; por ello, son visibles los dialectalismos, los coloquialismos o los cultismos. 
• Narrador omnisciente en primera o tercera persona y combinación de ambas. Refleja el mundo interior de los personajes, a la vez que muestra una perspectiva externa de las situaciones. El narrador interviene en la historia para enjuiciar de forma moralizante los comportamientos y los hechos.
• Presencia del estilo indirecto libre y el diálogo para una mejor caracterización de los personajes.