La inestabilidad del sistema canovista llegó desde el exterior, con el estallido de una nueva insurrección en Cuba, que declaraba la guerra a España. La incapacidad de la administración central de realizar reformas políticas en la isla, el no otorgar cierta autonomía a los cubanos y no reducir la presión y el control económico sobre la isla, fueron las principales causas de la rebelión de sus habitantes nuevamente contra España.
En este conflicto, los cubanos contaron con el apoyo de Estados Unidos. El hundimiento del buque estadounidense "Maine" en el puerto de la Habana (15 de febrero de 1895) fue la excusa utilizada por el gobierno del presidente William McKinley para declarar la guerra a España. Tras la derrota militar en Cuba, España firmó el Tratado de París, por el que renunciaba a Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Finalizaba así un proceso independentista que había comenzado en 1868 con el Grito de Yara.
El desastre del 98 supuso la entrada en un estado de pesimismo y frustración para la sociedad española. Como reacción a este periodo, surgió el Regeneracionismo, un movimiento cultural e ideológico que perseguía una verdadera democratización de España y poner fin a la corrupción política y al caciquismo. Entre los escritores más destacados de este movimiento, se encontraban Joaquín Costa, José María Salaverría y Francisco Silvela.