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La poesía romántica española: tres autoras fundamentales

Un género literario más allá de la perspectiva masculina

Una de las luchas continuas en todas y cada una de las épocas literarias, ya sea en la literatura española o en la universal, es la configuración del canon literario, que propone una relación de autores y obras esenciales en la literatura y que, inevitablemente, ensalza la importancia de la producción de determinados escritores por encima de la de otros. Esta forma de organización, polémica como pocas, es la que servirá de base para estudiar todos y cada uno de los movimientos artísticos independientemente de la disciplina a la que pertenezcan. Así, el canon que nos ocupa, el poético decimonónico, suele interpretarse en clave masculina, minimizando el papel desempeñado por las escritoras a lo largo de la centuria.

Hay un amplio consenso en considerar a autores como Ángel de Saavedra, más conocido como el duque de Rivas, José de Espronceda, José Zorrilla, Jacinto de Salas y Quiroga o Gustavo Adolfo Bécquer como los literatos más relevantes del Romanticismo español. No cabe duda de que son poetas excelsos y de que sus obras son claves para entender la evolución de la lírica española. Sin embargo, es necesario reconocer, reivindicar y difundir la importancia de la producción poética escrita por las autoras románticas.

En las siguientes secciones se analizarán los rasgos personales y literarios más característicos de Rosalía de Castro, Gertrudis Gómez de Avellaneda y Carolina Coronado

Mujer sentada frente al espejo
Wikimedia Commons/Jakab Marastoni. Woman Seated before a Mirror (Dominio público)

Rosalía de Castro

Rosalía de Castro nació en Santiago de Compostela en 1837. Fue hija ilegítima, lo cual le afectó mucho. De hecho, este aspecto de su biografía aparece recurrentemente en su obra. Vivió parte de su vida en Castilla, aunque nunca sintió estas tierras como suyas; el hecho de estar alejada de su Galicia natal es uno de los temas fundamentales en su obra.

De Castro fue madre de siete hijos, dos de los cuales fallecieron poco después de nacer. Además, su frágil salud condicionó su vida. Falleció de cáncer de útero a la temprana edad de 48 años.

La autora gallega fue una de las figuras emblemáticas del Romanticismo español por su labor de regeneración de la poesía y una de las grandes artífices del Rexurdimento galego. Es necesario recalcar que en una época en la que el castellano gozaba de una posición privilegiada, siendo adoptada como la lengua de la cultura, el hecho de escribir en gallego implicó una vuelta a los orígenes de un idioma que en siglos pasados gozó de un esplendor y riqueza incalculables. Gracias a propuestas como la suya, el gallego volvió a gozar de un prestigio que, en ocasiones y por motivos sociales, había perdido y le había sido negado.

Retrato de Rosalía de Castro
Wikimedia Commons/Antonio Portela Paradela. Rosalía de Castro (Dominio público)

Gertrudis Gómez de Avellaneda

Gertrudis Gómez de Avellaneda nació en Cuba en 1814. A los 22 años de edad se instaló en España y comenzó su carrera literaria escribiendo bajo el seudónimo de "La Peregrina". Su formación neoclásica influyó decisivamente en la arquitectura de sus personajes femeninos, absolutamente innovadora para la época, lo que la convirtió en una de las precursoras del feminismo moderno.

Regresó a Cuba 23 años después de su marcha y fue recibida como una heroína local. Acabó retornando a Madrid después de residir previamente en Nueva York, Londres, París y Sevilla.

Falleció en 1873. Murió absolutamente sola.

Retrato de Gertrudis Gómez de Avellaneda
Wikimedia Commons/Federico de Madrazo y Kuntz. Gertrudis Gómez de Avellaneda (Dominio público)

Carolina Coronado

Victoria Carolina Coronado y Romero de Tejada, más conocida como Carolina Coronado, nació en Almendralejo en 1820. La escritora pacense se crio en una familia acomodada pero progresista, lo que implicó que tanto su padre como su abuelo fueran perseguidos por sus ideas políticas.

Fue educada en un contexto tradicional, por lo que la realización de labores como la costura y los quehaceres del hogar formaron parte de su instrucción. Sin embargo, Coronado no sentía ningún apego al rol que se le asignó, por lo que comenzó a formarse por su cuenta. Fue una ávida lectora que robaba horas al sueño para poder cultivar su afición. De hecho, su afición por las letras surte efecto; además de la lectura, comienza a escribir poemas a la temprana edad de nueve años.

Con tan solo 28 años de edad sufrió una grave enfermedad que le paralizó parte del cuerpo. Por prescripción médica trasladó su residencia a Madrid, donde se estableció y continuó su labor revolucionaria; su casa se convirtió en refugio para escritores perseguidos. Allí se realizaron innumerables tertulias literarias. A pesar de los inconvenientes y de la censura, fue capaz de publicar en periódicos y revistas, lo que le otorgó fama y notoriedad.

Su obra destaca por retratar con palabras temas de muy diversa índole, como el amor, la influencia de la religión en la vida de las personas, la justicia social y el feminismo, siempre presente en sus escritos.

Debido al clima político imperante en España se exilia en Lisboa, donde fallece en 1911.

Retrato de Carolina Coronado
Wikimedia Commons/Federico de Madrazo y Kuntz. Carolina Coronado (Dominio público)