Predicados, argumentos y adjuntos
Una oración simple es un conjunto de palabras que se organizan en torno a un predicado. La palabra predicado tiene dos significados diferentes que tenemos que conocer:
- Desde el punto de vista sintáctico, el predicado es el conjunto que forman el verbo y sus complementos, y que establece una relación con el sujeto.
Pepita come un bocadillo de atún.
- Desde el punto de vista léxico, el predicado es una unidad léxica que señala un estado, una acción o un proceso; es decir, es lo que se predica, lo que se afirma de algo o de alguien (el argumento).
Pepita llegó cansada. (Señala una acción).
Pepita está cansada. (Señala un estado).
Tipos de verbos
Como ves, desde el punto de vista de la significación, los verbos constituyen la clase de palabras mediante las cuales pensamos la realidad, concibiéndola como una acción, un proceso o un estado atribuido al sujeto.
- Los verbos de acción implican que un sujeto realiza una actividad, es decir, hace o ejecuta una acción:
Magda come demasiado.
Jaime pasea por el parque.
Francisca se pinta la cara.
- Los verbos de proceso no realizan acción alguna, porque el sujeto es el soporte del proceso:
Isabel duerme a pierna suelta.
Pepa se asusta de los mosquitos.
Paco se hiela en el instituto.
- Los verbos de estado designan una situación o estado en que se encuentra el sujeto:
Carolina está contenta.
El cadáver yace en su tumba.
José Luis reside en Madrid.
Los amigos permanecen unidos.
A veces, algunos verbos son caprichosos y pueden adscribirse a una u otra clase. Generalmente esto ocurre porque pueden estar en contextos diferentes. Fíjate en este ejemplo:
Pepe hace tortillas estupendas. (Verbo que indica una acción).
Cuatro y dos hacen seis. (Verbo que indica un estado: cuatro y dos son seis).
¡Hace un frío de mil demonios! (Verbo que indica un proceso).
Argumentos y adjuntos
- Los argumentos introducen una información exigida por el predicado desde el punto de vista semántico. Esto, que puede parecer complicado, no lo es en absoluto. Fíjate, por ejemplo, en el verbo obligar, que implica tres argumentos (alguien obliga a otro a hacer algo):
Laura obligó a María a poner la mesa todos los días.
- Los adjuntos, por su parte, son complementos que aportan información accesoria, que no nos resulta demasiado útil en determinados contextos. Muchos de ellos coinciden con los que conoces como complementos circunstanciales:
Nerea cometió el crimen con un arma blanca.
Alfonso se comió el bocadillo en un segundo.
Los adjuntos resultan prescindibles porque no han sido seleccionados semánticamente por el verbo; sin embargo, en ciertas ocasiones quieren reivindicar su papel de argumentos. Fíjate en la diferencia:
Carmina veranea en Altea./ Carmina come en un restaurante.
Luisito reside en Alicante./ Luisito se entretiene en el parque.
Cuando pensamos en "veranear" o en "residir" siempre tenemos en mente un lugar en donde el sujeto vaya a veranear o a residir; es decir, el verbo siempre va acompañado de su argumento.