Cuestiones sobre la obra y su sentido
El problema de las ediciones y el género
La Celestina es considerada como uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Se publica por primera vez en 1499 en Burgos. Se trata de un libro peculiar por diferentes motivos: está dividido en actos, se publicaron varias y diferentes ediciones de la obra en años cercanos y su género es indeterminado: es considerada narrativa u obra teatral dependiendo de diferentes interpretaciones.
Diferentes ediciones
Tuvo dos ediciones muy próximas: una de 1500 en Toledo y otra de 1501 en Sevilla con el nombre del autor, Fernando de Rojas, y con la confesión de este de que el acto I había sido escrito por otra persona. Generalmente se acepta esa confesión y se barajan como posibles autores por la crítica para esta parte a escritores conversos como Juan de Mena o Rodrigo de Cota.
En 1502 surgen tres ediciones nuevas (Salamanca, Sevilla y Toledo) en las que cambia el título anterior, Comedia de Calisto y Melibea, por el nuevo de Tragicomedia de Calisto y Melibea. Los dieciséis actos de las anteriores ediciones se convierten en las nuevas ediciones en veintiuno, aparecen interpolaciones, supresiones y cambios. Este último texto es el que ha pasado a la historia con el nombre de La Celestina.
En lo que se refiere a la autoría de los últimos cinco actos, de los actos del diecisiete al veintiuno, parece que Fernando de Rojas habría sido coautor junto a un grupo de universitarios amigos.
El problema del género
Existen dos interpretaciones generalmente aceptadas. Teniendo en cuenta algunos aspectos, La Celestina es considerada una novela dialogada por su extensión y dificultad para ser representada debido a la abundancia de espacios.
Por otra parte, otras interpretaciones consideran que se trata de una obra teatral no destinada a la representación sino a la lectura en voz alta, denominada comedia humanística. Las teorías que consideran la obra como teatral aluden a la inexistencia de un narrador, al empleo del diálogo como modalidad discursiva dominante y a la aparición de apartes y acotaciones. Las lecturas en voz alta eran una costumbre de los escolares de finales de la Edad Media y el Renacimiento.
Datos de la vida del autor, fuentes de la obra y argumento
Datos de la vida del autor
Fernando de Rojas (c. 1476-1541) es el autor de la mayor parte de La Celestina y coautor de otra parte de la obra. Parece que era de La Puebla de Montalbán o del propio Toledo. Fue converso, hijo de judíos que habían sido castigados públicamente por la Inquisición y pariente de perseguidos. Estaba casado, además, con una mujer conversa, cuyo padre fue procesado en 1525 y al que no pudo ayudar por no estar libre de sospecha. Vivió, pues, siempre marcado por sus orígenes.
Rojas estudió leyes en Salamanca entre los años 1494 y 1502. Fueron años de esplendor de esta universidad. En 1507 se establece en Talavera de la Reina, ciudad de la que llegó a ser alcalde.
Fuentes de la obra
Las tres bases sobre las que se asienta La Celestina son: Petrarca, las novelas sentimentales y las comedias humanísticas italianas. En cuanto al tema y al contexto, la problemática de los conversos y la situación de la sociedad castellana son las principales inspiraciones de la obra.
En lo que se refiere a las fuentes literarias, estas coinciden con las obras que se encontraban en la biblioteca de Fernando de Rojas. El espíritu de Fernando de Rojas era abierto y humanista. En su biblioteca se encontraban libros profesionales y religiosos habituales en la época y, además, había obras de clásicos grecolatinos como Ovidio, Apuleyo, Esopo y Séneca; italianos, como Boccaccio, Petrarca y Castiglione; libros de caballerías, obras de Juan de Mena, Cárcel de amor, de Diego de San Pedro, el Cancionero General y obras de Erasmo.
Argumento
Calisto, joven y rico, se enamora de Melibea, hija de unos poderosos burgueses. Este acude a una anciana alcahueta, Celestina, para conseguir el amor de Melibea. Sus gestiones dan fruto y Melibea se entrega a Calisto con conciencia de que se trata de un amor imposible.
Calisto le regala a Celestina un cordón de oro en pago por sus servicios como alcahueta para conseguir el favor de Melibea. Los criados de Calisto, Pármeno y Sempronio, celosos de la anciana, la matan para robarle el cordón. Estos, a su vez, son ajusticiados y condenados a pena de muerte por haber asesinado a Celestina.
Posteriormente, Calisto muere al caer de las tapias del huerto de Melibea tras un encuentro clandestino con ella. Como consecuencia de ello, Melibea se suicida. La obra termina con el planto de Pleberio, padre de Melibea, por la pérdida de su hija.
Personajes de la obra
A menudo se diferencian los personajes de La Celestina de acuerdo con su clase social. En el mundo marginal se ubican: criados, prostitutas y la alcahueta Celestina. En el mundo de los nobles se clasifica a: Calisto, Melibea y los padres de esta última, Pleberio y Alisa.
Los personajes de la obra no son planos ni estereotipos, no actúan siempre de la misma forma sino que evolucionan. Están, además, presentados minuciosamente a través de sus actos, de su lenguaje y lo que dicen, de sus pensamientos y de lo que el resto de personajes dice de ellos/as. Asimismo, poseen matices. Todo ello sucede incluso con los personajes secundarios. Detengámonos un poco en algunos de ellos/as:
Celestina
Es el personaje más elaborado. El nombre de este personaje llega a convertirse en palabra en castellano para designar su dedicación. En ella sobresalen sus vicios, el egoísmo y la avaricia, y, además, destaca por su enorme astucia y su capacidad para controlar a los/as demás mediante su uso del lenguaje.
Los criados y las prostitutas
Los criados de Calisto son, en primer lugar, Pármeno y Sempronio, y, posteriormente, Tristán y Sosia. Aparecen, asimismo, dos prostitutas que están bajo la influencia de Celestina, Elicia y Areúsa. Todos estos personajes, en general, se mueven por sus intereses materiales y han perdido el respeto tanto a sus amos como a los nobles y a aquellos que se encuentran en un estamento superior. En el caso de Pármeno, se observa una evolución, de modo que, aunque en un principio es reacio a participar en la treta orquestada por Celestina y Sempronio, después se involucra hasta las últimas consecuencias. Areúsa, por su parte, se muestra como una mujer decidida que expresa, en diferentes momentos, su orgullo de clase y hace una defensa de la libertad que su situación le permite.
Calisto
Se enamora perdidamente de Melibea. Es conocida su intervención en la que afirma "Melibeo soy" indicadora de los nuevos tiempos, ya que en el feudalismo se hubiese considerado una herejía. Sus criados se mofan de su loco y rápido enamoramiento. A través de este personaje, el autor critica el amor cortés. A pesar de que él se presenta como noble y refinado, se mueve por el ansia del disfrute y la lujuria y es egoísta. Su final está acorde con el carácter del personaje: muere por un accidente absurdo.
Melibea
Se entrega a Calisto con conciencia de haberse enamorado de un hombre que no se encuentra a su altura. Es resuelta. Al principio niega el amor pero después rompe los convencionalismos sociales aceptando una relación ilícita. Finalmente, se suicida, hecho que el autor parece presentar como consecuencia de haber abandonado los valores establecidos.
Pleberio y Alisa, padres de Melibea
Pleberio es el padre de Melibea de la cual se dice en la obra que es "de alta y serenísima sangre, sublimada en próspero estado, una sola heredera a su padre". Cuando Pleberio habla con Alisa de la necesidad de casar a Melibea porque se están haciendo mayores, afirma que lo hace porque necesitan darle buena sucesión a u hacienda y necesitan un marido de su estado.
Al final de la obra, cuando Melibea se suicida en su famoso planto, aparte de aparecer muestras de su dolor como padre, Pleberio exclama:
"...ya quedas sin tu amada heredera. ¿Para quién edifiqué torres? ¿Para quién adquirí honras? ¿Para quién planté árboles? ¿Para quién fabriqué navíos...?"
Observamos en estas palabras una visión burguesa del mundo por los términos que utiliza: edificar, fabricar y por la analogía del mundo con un mercado. Pleberio, miembro de una nueva clase social, se muestra en la obra como culpable de la pérdida del mundo feudal medieval y su orden.
Sentido de la obra en la época
Desde del punto de vista del sentido de la obra en su contexto, podemos afirmar que el autor tuvo la intención de representar las dificultades que impedían una boda entre jóvenes procedentes de diferentes estamentos sociales.
Otro problema fundamental en la obra es el enfrentamiento del individuo con la sociedad. Los personajes de la obra son conscientes de su valor como personas. En afirmaciones del personaje de la prostituta Areúsa podemos ver esa consciencia de su valor. En primer lugar, se aporta un fragmento en el que se muestra la nueva mentalidad de la época, de acuerdo con la cual, el valor de las personas no procede ya solo de su nacimiento, como en el feudalismo medieval:
"Ruin sea quien por ruin se tiene. Las obras hacen linaje, que al fin, todos somos hijos de Adán e Eva. Procure de ser cada uno bueno por sí e no vaya buscar en la nobleza de sus pasados la virtud."
Y en un segundo fragmento observamos por qué prefiere ser prostituta a ser criada:
"¡[...] qué duro nombre e qué grave e soberbio es 'señora' contino en la boca! Por esto me vivo sobre mí, desde que me sé conocer. Que jamás me precié de llamarme de otro, sino mía".
No obstante, es necesario indicar que una cosa es lo que los personajes piensan y otra diferente la capacidad que tienen para decidir sobre sus propias vidas. En realidad, están atrapados en ellas y no tienen opciones. Hay un conflicto, por tanto, entre el querer ser y el poder ser que hemos visto, en el ejemplo de Areúsa.
En definitiva, el contacto de los personajes con la realidad del mundo social produce alienación y su destrucción. Cualquier intento de realización de las personas y de comunicación están condenados al fracaso. Además, los personajes de La Celestina viven con prisa; muestra de ello es la forma en que muere Calisto al salir arrebatadamente del huerto de Melibea. Asimismo, el engaño y la traición marcan la vida de los seres humanos en la obra.
Se muestra, asimismo, cómo los señores explotan a los criados y los desprecian:
"Estos señores deste tiempo más aman a sí que a los suyos. E no yerran. Los suyos igualmente lo deben hacer..."