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Análisis de los rasgos del texto

Mecanismo del reloj
Wikimedia Commons / Magnificus. Mecanismo del reloj (CC BY-SA)

Un texto es una unidad de comunicación: hay un emisor que transmite algo a un receptor y este lo comprende. Pero, ¿por qué funciona un texto? ¿Qué es lo que hace que cumpla su función? ¿Por qué cuando me cuentan una historia o una noticia entiendo que esta avanza, qué es lo importante y puedo incluso sentir emociones que el emisor pretende transmitirme? Eso es lo que pretendemos responder con el análisis de los rasgos del texto. Así como las diferentes piezas de un reloj, ruedecillas, tuercas y agujas hacen que este dé la hora, los diferentes mecanismos lingüísticos que van conformando el texto hacen que este, si está bien hecho y es leído o escuchado por el receptor adecuado, cumpla su objetivo. Vamos a tratar de distinguir cuáles son estos mecanismos y cómo funcionan. Para ello, lo analizaremos desde las unidades más simples hasta las más complejas.

Plano fonético

En primer lugar, tenemos los sonidos o fonemas, en lo que llamamos el plano fonético. Hay algunos textos donde los sonidos contribuyen al fin del texto. Por ejemplo, en un poema, los versos En el silencio sólo se escuchaba /  un susurro de abejas que sonaba (Garcilaso de la Vega) transmiten, con su abundancia de eses, el propio sonido de las abejas, con lo que ayudan a transmitir al lector la misma escena que está describiendo. Encontraremos este efecto en la lírica y en algunos textos literarios en prosa, pero sólo lo señalaremos si es relevante para el objetivo del texto. Es decir, todos los textos están conformados por fonemas, pero, si su disposición no comunica nada, no nos interesa para el análisis, porque no determinan cómo funciona el conjunto.

Plano morfosintáctico

Los fonemas constituyen palabras y estas se relacionan entre sí en oraciones, en el plano morfosintáctico. En primer lugar, prestaremos atención a la categoría de las palabras; es seguro que el texto tendrá verbos, adjetivos, sustantivos... y el resto de categorías, pero lo que tenemos que descubrir es qué está haciendo cada una en el conjunto y cuáles contribuyen a transmitir el mensaje. Así, en un texto narrativo, los verbos en pretérito perfecto hacen avanzar la historia que se está contando y las formas en pretérito imperfecto aportan contexto; sí señalaremos esos mecanismos, pues contribuyen a que «el reloj» funcione. Seguramente, en un texto descriptivo encontraremos abundantes sustantivos y adjetivos, pues son las categorías que dan cuenta de los elementos descritos. Las siguientes claves te pueden ayudar a saber qué buscar en este plano:

  • ¿Qué categorías de palabras destacan entre las demás? ¿Por qué? Fíjate sobre todo en los verbos, sustantivos, adjetivos y adverbios.
  • En cuanto a los verbos, ¿en qué tiempos y personas están? En un texto narrativo, la persona te hará saber el tipo de narrador que tiene, y qué efecto crea eso. En los textos descriptivos, la presencia o ausencia de la primera persona muchas veces contribuye a darle un tono más personal o impersonal, respectivamente. En general, la tercera persona puede dar más sensación de objetividad, si esto es lo que busca el texto (en una noticia, por ejemplo) y va acompañada de otros mecanismos que iremos descubriendo. Además, fíjate en el tipo de verbos; es habitual que en los textos descriptivos abunden los atributivos, que indican estados o características, y en los narrativos, los predicativos, pues dan cuenta de acciones y procesos.

Nos ocuparemos en este mismo plano de ver cómo se relacionan las palabras entre sí (es la sintaxis). ¿Qué tipo de oraciones encuentras? Lo más habitual en los textos narrativos y descriptivos son las oraciones enunciativas, pues su función es referencial, y lo señalaremos relacionando una cosa con la otra. Mira también qué complementos encuentras que contribuyan al significado del texto: por ejemplo, en un texto descriptivo abundarán los complementos del nombre (sean adjetivos o sintagmas preposicionales), pues sirven para detallar lo descrito. Cuanto más conocimientos de sintaxis tengas, más fácil te resultará saber por qué y para qué aparece un tipo u otro de oración y complementos. En un texto que tienda a la objetividad, encontraremos oraciones impersonales y pasivas. En uno literario complejo, quizá abunde la subordinación (oraciones con varios verbos donde unos dependen de otros). Piensa también si las oraciones son cortas o largas y qué efecto crea eso.

Plano léxico-semántico

Todas esas palabras y oraciones combinadas generan significados; lo analizaremos en el plano léxico-semántico. ¿De qué habla el texto? ¿Encuentras palabras y expresiones que se refieren al mismo asunto? Estamos hablando del campo semántico: en un relato de terror, seguramente aparecerán significados relacionados con el miedo, lo oscuro, lo frío... y, en una descripción de un paisaje rural, elementos en torno a la naturaleza y, quizá, a la sensación de calma y serenidad que produce, por ejemplo. Lee el texto completo y señala en un mismo color las palabras que hablen de lo mismo, en un sentido amplio; así descubrirás los diferentes campos semánticos que lo constituyen. Otro mecanismo que da cohesión al texto en cuanto a la semántica son los elementos que tienen una relación de significado entre sí: muchas veces, para no repetir lo mismo, se utilizan sinónimos, hiperónimos o hipónimos, como en el siguiente ejemplo: Los vencejos tienen un comportamiento muy interesante; estas aves no se posan nunca en el suelo, son pájaros del aire. Fíjate también si los términos utilizados pertenecen al nivel de lengua formal o informal, si se utilizan coloquialismos, y si el lenguaje es denotativo (lo que contribuye a la objetividad el texto) o connotativo (en relación con la subjetividad): no es lo mismo decir La niña se echó a llorar de nuevo que Aquella niñata ya estaba berreando otra vez; ¿qué efecto crea cada opción?

En los textos literarios, encontrarás figuras literarias relacionadas con el significado, como las metáforas, que generan las sensaciones que busca el autor o autora. Un narrador puede decir simplemente Mi vida es un asco, pero también Mi vida es como si me golpearan con ella (Pessoa). ¿A que el efecto es muy distinto?

Plano textual y pragmático

Por último, atenderemos al conjunto del texto en sí y en relación a su contexto y receptor, en el plano textual y pragmático. ¿Qué elementos hacen que el texto constituya un todo, que esté cohesionado? Fíjate en los conectores lógicos y temporales, y en qué palabras «recuperan» partes del discurso que han aparecido anteriormente; los pronombres y algunos adverbios suelen cumplir esta función (si ya has hablado de ello en el plano morfosintáctico, no es necesario repetirlo), así como las elipsis, o elementos que no aparecen porque ya son conocidos. 

Una vez que hemos analizado los mecanismos internos, vamos a ver cómo se relaciona el texto con su contexto y receptor. ¿Cumple su intención comunicativa? ¿Cómo lo logra? ¿A qué tipo de receptor va dirigido? ¿En qué tono está escrito? En esta última parte, recuperarás los rasgos más significativos que has extraído de los mecanismos que has descubierto durante tu análisis, pero se trata de ponerlos en relación con lo que hace el texto respecto al mundo fuera de él. Puedes enlazarlo con una conclusión final que sintetice lo anterior.

El comentario de texto es una práctica que puede ser tan interesante y entretenida como destripar un aparato a ver cómo funciona. No te desesperes si al principio «no ves nada». Ve poco a poco y trata de encontrarle el gusto. Al fin y al cabo, tú produces textos todos los días, tu propio cerebro genera esos mecanismos que estás intentando descubrir. ¿No es bonito introducirnos en nuestra mente de humanos, saber por qué y para qué decimos las cosas de esta manera o de esta otra, y qué efectos generamos con ello?