El reportaje es un texto de tipo informativo que no se ciñe a la actualidad o a los sucesos de cada momento; suele estar conectado con estos, pero abarca todo asunto que pueda interesar al público. Consiste en desarrollar a fondo un tema interesante desde la visión propia del o la periodista, requiere una investigación previa y es de extensión media o larga. Es habitual que, a raíz de una noticia de actualidad o de algún hecho social, se publiquen reportajes relacionados con ese mismo asunto, que ahondan en algún aspecto de él. Por ejemplo, en Navidad encontraremos reportajes sobre cómo se celebran esas fiestas en otros países o sobre el origen de alguna tradición navideña, como el que encontrarás pinchando en la imagen.

En cuanto a sus elementos, está compuesto por titular, entradilla y cuerpo, al igual que la noticia, pero en este caso no responde a las «seis w», sino que se extiende en detalle sobre el tema del que trate. Al ser de amplia extensión, es habitual que el reportaje escrito tenga varias partes separadas por títulos internos, así como destacados, que son enunciados del propio texto que, en el papel, aparecen en un cuerpo de letra algo más grande y en negrita entremedias de las columnas del cuerpo, de forma que llamen la atención del lector y este se decida a leer la pieza. Los reportajes incluyen generalmente testimonios de personas relacionadas con el tema que se trata (por ejemplo, si se habla sobre un proyecto educativo, aparecerá el profesorado y el alumnado que lo han llevado a cabo, así como algunas personas expertas en educación).

En el reportaje audiovisual, la música y otros efectos contribuyen a que el público se interese por el tema. También es habitual separar unas partes de otras. En ocasiones vemos o escuchamos al autor de la pieza, y en otras el reportaje se conforma sólo a partir de imágenes, voces y sonidos que, en conjunto, hacen avanzar el tema.

Rasgos lingüísticos

El reportaje escrito oscila principalmente entre lo narrativo, lo descriptivo y lo expositivo, pero da más lugar a la descripción que una noticia. Y, así como la noticia se presenta de una manera objetiva, el reportaje tiene un grado de subjetividad y estilo personal que va desde algo apenas perceptible hasta textos más cercanos a la literatura de autor. El o la periodista le pone «color» a la pieza con figuras de estilo, introducción de la primera persona del singular o del plural, apreciaciones subjetivas y lenguaje connotativo. Las oraciones pueden ser más largas y complejas (dependiendo del estilo) y, aunque el orden de las piezas más narrativas suele ser cronológico, este puede variar también según lo que se quiera contar y cómo.

La crónica es un texto que aúna información y opinión y narra de forma secuencial un hecho sucedido, como puede ser una entrega de premios, una sesión del Congreso, un partido de fútbol o un concierto (como la que encontrarás pinchando en la imagen), y también procesos más dilatados como una investigación policial o un conflicto bélico. Pretende ser una narración inmediata, contada desde el lugar de los hechos, y suele estar publicada por periodistas especializados en el ámbito en el que se inscriba.

En cuanto a sus elementos, se distinguen generalmente titular y cuerpo, y puede llevar entradilla e ir acompañada de fotografías y otros elementos gráficos.

Lo que distingue a la crónica es que narra lo sucedido de principio a fin e introduce interpretaciones y valoraciones personales en mayor o menor medida, pues expresa el punto de vista desde el que el o la periodista, generalmente testigo de los hechos, ha vivido el suceso, y este puede darle tanto un tono objetivo como irónico, divertido, dramático... dependiendo de la pieza de la que se trate. En este sentido, sus rasgos lingüísticos vendrán determinados por el estilo del texto y el tema, más allá de que la crónica constituye una narración.