A la hora de comentar diálogos escritos, tendremos que tener en cuenta las peculiaridades de este género, que lo diferencian de otros tipos de texto. Por ejemplo, es el único tipo de texto ene l que la segunda persona tiene una presencia constante, puesto que el emisor de cada intervención se referirá en ocasiones al receptor. Así pues, en el comentario resaltaremos especialmente los rasgos propios del diálogo. Vamos a verlo en los distintos apartados.
Localización
Seguramente nuestro texto dialogado forme parte de una obra teatral. En ese caso, podremos indicar, además del año de publicación, la de su escritura o puesta en escena original. Por ejemplo: El texto que vamos a comentar es un fragmento de La casa de Bernarda Alba, escrita en 1936 por Federico García Lorca, aunque se publicó por primera vez en 1945.
Si el diálogo forma parte de una novela, podemos caracterizarlo como "secuencia dialogada" dentro de la obra.
Clasificación
Mencionaremos que estamos ante un texto dialogado y, en el caso de las obras teatrales, añadiremos también que pertenece al ámbito literario y su género es dramático. Podemos señalar también su subgénero (tragedia, comedia, farsa...).
Tema
Una vez que hayamos comprendido bien el texto, señalaremos su tema o idea principal, que tendrá que ver con el intercambio de comunicación que se produce entre los interlocutores. Por ejemplo: El texto constituye una discusión en torno al concepto de libertad entre la protagonista de la obra y su amiga.
Resumen
Al contrario que en otros comentarios de textos, en el resumen de un diálogo nos veremos obligados a introducir verbos de habla (explicar, contar, responder, argumentar...) para referirnos a lo que expresa cada uno de los interlocutores. Veamos un ejemplo:
Fragmento de Las bicicletas son para el verano
MANOLITA: Casi seguro que me dejan fija.
DOÑA DOLORES: ¿No tenías que estar un mes a prueba?
(Suena el timbre de la puerta).
DOÑA DOLORES: Ahí está tu hermano.
MANOLITA: Ya han pasado quince días.
(La criada vuelve a cruzar para abrir).
MANOLITA: Me acabo de encontrar a Juan, el ordenanza, que es el que allí lo sabe todo, y me ha dicho que don Alejandro, el director, está muy contento conmigo.
(Entra LUIS, el hijo. Da al pasar un beso a su madre y otro a su hermana).
LUIS: Hola, mamá. Hola.
DOÑA DOLORES: ¡Ay!, hija, no sabes lo bien que eso nos vendría.
MANOLITA: Pero no te hagas ilusiones, mamá. Es una miseria lo que dan. Trescientas pesetas.
DOÑA DOLORES: Pues con trescientas pesetas hay mucho que hacer. Lo de la chica, algo para ayuda de la casa, y todavía te quedará algo para tus cosas.
LUIS: Y a mí se me podrán aumentar las cuatro pesetas de la semana.
DOÑA DOLORES: Tu hermana no tiene por qué darte nada.
MANOLITA: Nos reuniremos en consejo de familia, a ver si podemos llegar al duro.
DOÑA DOLORES: (Suspende lo que estaba haciendo, para abrazar y besar a su hija). ¡Ay, Manolita, qué orgullosa estoy!
MANOLITA: Bueno, mamá, no creas que tienes una hija catedrático. Yo allí no hago más que dictar y corregir las faltas.
DOÑA DOLORES: Sí, anda, quítate méritos. Está lleno Madrid de señoritas y señoronas que no hacen nada. Ni coser ni guisar saben.
MANOLITA: Eso no quita para que este trabajo sea una tontería. Pero, claro... (Se acerca a donde está LUIS) ... como al niño hay que pagarle el Bachillerato y luego la carrera de Comercio, tenemos que apencar los demás con lo que sea.
(Insinúa una caricia a su hermano, que se ha sentado a leer una novela, pero éste la aparta bruscamente).
LUIS: Pues por mí... Yo no quiero estudiar, ya lo sabes.
MANOLITA: (Sonriente). No seas tonto, si lo digo en broma.
LUIS: Pero a lo mejor lo piensas en serio. (Ahora es él el que bromea). Si quieres, tú estudias una carrera, y me compras trajes a mí para que haga una buena boda.
DOÑA DOLORES: (Finge escandalizarse, pero le hacen gracia siempre las salidas de su hijo). ¡Pero qué disparates dices! Parecen las aleluyas del mundo al revés.
MANOLITA: Por nada del mundo estudiaría yo una carrera. ¡Vaya un tostonazo!
DOÑA DOLORES: No te gusta estudiar, no te gusta la casa...
MANOLITA: Tengo otras aspiraciones.
DOÑA DOLORES: ¿Cuáles?
MANOLITA: Las que yo me sé.
DOÑA DOLORES: ¡Ay, qué hijos! Vivís los dos en las nubes. Pero ya os dará la vida un trastazo y caeréis a la tierra.
MANOLITA: No seas agorera, mamá.
Fernando Fernán Gómez. Las bicicletas son para el verano. Austral, 1999
Resumen
La señora Dolores y sus dos hijos, Luis y Manolita, charlan sobre el trabajo de esta última, a la que parece que van a dar un puesto fijo, con lo que la economía familiar mejorará y, quizás, se le pueda asignar algo más de dinero a Luis, a quien van dirigidos los esfuerzos económicos de la familia, para que pueda estudiar una carrera universitaria. Los dos hermanos bromean sobre su futuro y la madre les advierte de la dureza de la vida.
Estructura
Además de señalar la existencia de incisos o acotaciones, si el texto comentado constituye un diálogo completo entre dos o más interlocutores, podremos distinguir en él las siguientes partes:
- Apertura - los interlocutores se saludan y dan inicio a la conversación.
- Orientación - el diálogo da paso al tema central.
- Desarrollo - los interlocutores intercambian información y pareceres respecto al tema.
- Cierre - conclusión del diálogo y, en su caso, despedidas.
No siempre podremos encontrar todas esas fases, pues dependerá de la secuencia que vayamos a comentar. Veamos la estructura del fragmento anterior:
El texto comienza in medias res con la conversación de Dolores y Manolita acerca de las posibilidades laborales de esta última, cuando enseguida aparece el tercer personaje, Luis. La apertura del diálogo entre este y sus dos familiares se solapa con el desarrollo de la conversación entre madre e hija, a la que enseguida se suma Luis. Las bromas entre los dos hermanos desvían el foco del futuro laboral de Manolita y lo amplían a su futuro en general, y el personaje de la madre da el cierre con una pesimista premonición.