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El comentario de textos dialogados

Representación teatral
Wikimedia Commons / Tatiana Matlina. Representación teatral (CC BY-SA)

A la hora de comentar diálogos escritos, tendremos que tener en cuenta las peculiaridades de este género, que lo diferencian de otros tipos de texto. Por ejemplo, es el único tipo de texto ene l que la segunda persona tiene una presencia constante, puesto que el emisor de cada intervención se referirá en ocasiones al receptor. Así pues, en el comentario resaltaremos especialmente los rasgos propios del diálogo. Vamos a verlo en los distintos apartados.

Localización

Seguramente nuestro texto dialogado forme parte de una obra teatral. En ese caso, podremos indicar, además del año de publicación, la de su escritura o puesta en escena original. Por ejemplo: El texto que vamos a comentar es un fragmento de La casa de Bernarda Alba, escrita en 1936 por Federico García Lorca, aunque se publicó por primera vez en 1945. 

Si el diálogo forma parte de una novela, podemos caracterizarlo como "secuencia dialogada" dentro de la obra.

Clasificación

Mencionaremos que estamos ante un texto dialogado y, en el caso de las obras teatrales, añadiremos también que pertenece al ámbito literario y su género es dramático. Podemos señalar también su subgénero (tragedia, comedia, farsa...).

Tema

Una vez que hayamos comprendido bien el texto, señalaremos su tema o idea principal, que tendrá que ver con el intercambio de comunicación que se produce entre los interlocutores. Por ejemplo: El texto constituye una discusión en torno al concepto de libertad entre la protagonista de la obra y su amiga.

Resumen

Al contrario que en otros comentarios de textos, en el resumen de un diálogo nos veremos obligados a introducir verbos de habla (explicar, contar, responder, argumentar...) para referirnos a lo que expresa cada uno de los interlocutores. Veamos un ejemplo:

Fragmento de Las bicicletas son para el verano

MANOLITA: Casi seguro que me dejan fija.

DOÑA DOLORES: ¿No tenías que estar un mes a prueba?

(Suena el timbre de la puerta).

DOÑA DOLORES: Ahí está tu hermano.

MANOLITA: Ya han pasado quince días.

(La criada vuelve a cruzar para abrir).

MANOLITA: Me acabo de encontrar a Juan, el ordenanza, que es el que allí lo sabe todo, y me ha dicho que don Alejandro, el director, está muy contento conmigo.

(Entra LUIS, el hijo. Da al pasar un beso a su madre y otro a su hermana).

LUIS: Hola, mamá. Hola.

DOÑA DOLORES: ¡Ay!, hija, no sabes lo bien que eso nos vendría.

MANOLITA: Pero no te hagas ilusiones, mamá. Es una miseria lo que dan. Trescientas pesetas.

DOÑA DOLORES: Pues con trescientas pesetas hay mucho que hacer. Lo de la chica, algo para ayuda de la casa, y todavía te quedará algo para tus cosas.

LUIS: Y a mí se me podrán aumentar las cuatro pesetas de la semana.

DOÑA DOLORES: Tu hermana no tiene por qué darte nada.

MANOLITA: Nos reuniremos en consejo de familia, a ver si podemos llegar al duro.

DOÑA DOLORES: (Suspende lo que estaba haciendo, para abrazar y besar a su hija). ¡Ay, Manolita, qué orgullosa estoy!

MANOLITA: Bueno, mamá, no creas que tienes una hija catedrático. Yo allí no hago más que dictar y corregir las faltas.

DOÑA DOLORES: Sí, anda, quítate méritos. Está lleno Madrid de señoritas y señoronas que no hacen nada. Ni coser ni guisar saben.

MANOLITA: Eso no quita para que este trabajo sea una tontería. Pero, claro... (Se acerca a donde está LUIS) ... como al niño hay que pagarle el Bachillerato y luego la carrera de Comercio, tenemos que apencar los demás con lo que sea.

(Insinúa una caricia a su hermano, que se ha sentado a leer una novela, pero éste la aparta bruscamente).

LUIS: Pues por mí... Yo no quiero estudiar, ya lo sabes.

MANOLITA: (Sonriente). No seas tonto, si lo digo en broma.

LUIS: Pero a lo mejor lo piensas en serio. (Ahora es él el que bromea). Si quieres, tú estudias una carrera, y me compras trajes a mí para que haga una buena boda.

DOÑA DOLORES: (Finge escandalizarse, pero le hacen gracia siempre las salidas de su hijo). ¡Pero qué disparates dices! Parecen las aleluyas del mundo al revés.

MANOLITA: Por nada del mundo estudiaría yo una carrera. ¡Vaya un tostonazo!

DOÑA DOLORES: No te gusta estudiar, no te gusta la casa...

MANOLITA: Tengo otras aspiraciones.

DOÑA DOLORES: ¿Cuáles?

MANOLITA: Las que yo me sé.

DOÑA DOLORES: ¡Ay, qué hijos! Vivís los dos en las nubes. Pero ya os dará la vida un trastazo y caeréis a la tierra.

MANOLITA: No seas agorera, mamá.

Fernando Fernán Gómez. Las bicicletas son para el verano. Austral, 1999

Resumen

La señora Dolores y sus dos hijos, Luis y Manolita, charlan sobre el trabajo de esta última, a la que parece que van a dar un puesto fijo, con lo que la economía familiar mejorará y, quizás, se le pueda asignar algo más de dinero a Luis, a quien van dirigidos los esfuerzos económicos de la familia, para que pueda estudiar una carrera universitaria. Los dos hermanos bromean sobre su futuro y la madre les advierte de la dureza de la vida.

Estructura

Además de señalar la existencia de incisos o acotaciones, si el texto comentado constituye un diálogo completo entre dos o más interlocutores, podremos distinguir en él las siguientes partes:

  • Apertura - los interlocutores se saludan y dan inicio a la conversación.
  • Orientación - el diálogo da paso al tema central.
  • Desarrollo - los interlocutores intercambian información y pareceres respecto al tema.
  • Cierre - conclusión del diálogo y, en su caso, despedidas.

No siempre podremos encontrar todas esas fases, pues dependerá de la secuencia que vayamos a comentar. Veamos la estructura del fragmento anterior:

El texto comienza in medias res con la conversación de Dolores y Manolita acerca de las posibilidades laborales de esta última, cuando enseguida aparece el tercer personaje, Luis. La apertura del diálogo entre este y sus dos familiares se solapa con el desarrollo de la conversación entre madre e hija, a la que enseguida se suma Luis. Las bromas entre los dos hermanos desvían el foco del futuro laboral de Manolita y lo amplían a su futuro en general, y el personaje de la madre da el cierre con una pesimista premonición.

Análisis de los rasgos lingüísticos y estilísticos más relevantes

Del mismo modo, en el análisis haremos especial hincapié en los elementos y mecanismos que estén relacionados con el hecho de que el texto es dialogado. A continuación, señalamos, por planos, algunos habituales en este tipo de intercambio comunicativo.

Plano fonético

Aunque hoy en día se suelen escribir en prosa, es habitual en los textos teatrales clásicos, sobre todo en los pertenecientes al Siglo de Oro, que los diálogos estén en verso. En estos casos tendremos que señalar en el comentario la métrica de los versos y el tipo de rima, además de las figuras de estilo basadas en los sonidos (como la aliteración) que encontremos.

Fragmento El perro del hortelano

OTAVIO
Aunque su voz escuchaba,
a tal hora no creía
que era vuestra señoría
quien tan aprisa llamaba.
 
DIANA
¡Muy lindo santelmo hacéis!
¡Bien temprano os acostáis!
¡Con la flema que llegáis!
¡Qué despacio que os movéis!
Andan hombres en mi casa
a tal hora, y aun los siento
casi en mi propio aposento
(que no sé yo dónde pasa
tan grande insolencia, Otavio),
y vós, muy a lo escudero,
cuando yo me desespero,
¿ansí remediáis mi agravio?

OTAVIO
Aunque su voz escuchaba
a tal hora, no creía
que era vuestra señoría
quien tan aprisa llamaba.

Félix Lope de Vega. El perro del hortelano (1618). Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Análisis métrico: en este fragmento, encontramos versos octosílabos con rima asonante en esquema abba. Son, pues, redondillas.

Asimismo, señalaremos en lo referente al plano fonético las irregularidades en la escritura que provengan de imitar el lenguaje oral espontáneo y coloquial, así como los signos de exclamación y puntos suspensivos que contribuyen a darle expresividad al texto. Observa cómo en el siguiente diálogo son estos signos los que hacen que el diálogo entre la niña y su padre tenga viveza:

Fragmento de Celia lo que dice

–¡Solita, Solita! –grité, porque ya estaba Solita barriendo la puerta–. ¡Mira lo que nos han traído los Reyes!

Desaté todos los paquetes, y con las cuerdas hice una muy larga que llegaba a la calle.

–Espera, que te voy a echar una cabrita –y se la mandé bien atada en la punta de la cuerda...

–Y ahora unos libros... –y se cayeron; pero todos llegaron al suelo.

–Y una caja con una cocina.

¡Cómo bailaba Solita!

Detrás de mí, dijo papá:

–¡Pero qué estás haciendo, niña!

–Repartiendo los juguetes.

–¡Entra dentro, criatura, que hace un frío horroroso! ¡Milagro será que no hayas cogido una pulmonía! ¡A la cama!

¡Qué voces daba!

–¡Pero papá, si me ha mandado el Rey Negro que le dé a Solita juguetes, porque son también para ella!

–Veremos lo que dice tu madre de eso. ¡Abrígate bien!

–Mira, papá, el Rey Negro me lo ha explicado todo...

–¡No digas más tonterías! Todo eso lo has soñado o lo has leído en alguna parte.

–¡Que no, papá, que no! Mira, yo te diré...

–¡Nada, no me digas nada! ¿Qué es lo que le has dado a Solita?

–Una cabra...

–¡Válgame Dios! ¡Un juguete carísimo!... ¿Entras en calor?

–Sí, sí; ya no tengo frío... Verás, papá, yo te contaré...

–¿Te quieres callar? Las niñas no mienten ni creen que es verdad lo que sueñan...

Elena Fortún. Celia lo que dice. Alianza Editorial, 1992

Plano morfosintáctico

Como ya sabemos, haremos referencia aquí a los elementos y mecanismos del texto que tengan que ver con la categoría de las palabras, su formación y su articulación en oraciones. Señalaremos, pues, en relación con diálogo, la segunda persona del singular que suele ser habitual en las intervenciones (pues unos se dirigen a otros) y la primera persona que probablemente aparecerá también, así como los tiempos y modos verbales relevantes. En un diálogo que tienda a la imitación del lenguaje hablado espontáneo, las oraciones serán sencillas y breves. Además, habrá anacolutos y oraciones inacabadas, lo que es también propio del lenguaje oral. Puedes observar estas características en el ejemplo de diálogo anterior.

Tendremos que determinar también, especialmente en el caso de fragmentos de obras narrativas, si el diálogo está escrito en estilo directo, como en el ejemplo anterior, o en estilo indirecto. En este último caso, nos referiremos a los verbos de lengua y pensamiento que dan entrada al mensaje de los interlocutores y a cómo la estructura del estilo hace que varíen los tiempos verbales y los elementos deícticos. Puedes observarlo en el siguiente ejemplo:

Estilo directo Estilo indirecto

–¡Pero qué estás haciendo aquí, niña!

–Repartiendo los juguetes.

El padre le preguntó qué estaba haciendo allí, a lo que la niña respondió que estaba repartiendo los juguetes.

Plano léxico-semántico

En un diálogo de imitación de la espontaneidad oral, tendremos muy seguramente un léxico coloquial y, en ocasiones, podemos encontrar algunos términos o expresiones vulgares o de jerga específica de algún grupo social. En las obras de teatro clásicas, es habitual que el lenguaje varíe según la clase social de los interlocutores. Todo ello lo señalaremos al hablar de este plano lingüístico como cuestiones directamente relacionadas con el texto dialogado.

Por otro lado, atenderemos a las figuras estilísticas que podamos encontrar, especialmente en el caso de textos literarios, ya sean dramáticos o narrativos.

Plano textual-pragmático

La finalidad del texto dialogado dependerá del contenido del intercambio de comunicación, pero, por lo general, predominarán en él las funciones fática, apelativa y expresiva del lenguaje; esto es, las que sirven para establecer, continuar o interrumpir la comunicación (fática, como en Hola, ¿cómo estás?), influir en el receptor (apelativa: ¿Te quieres callar?) o expresar el ánimo o la intención del emisor (expresiva: ¡Qué pena me dio!).

En conjunto, es habitual que el diálogo en obras narrativas sirva para dar a conocer al lector la relación entre los personajes, para hacer avanzar la trama o para introducir una escena. En los textos teatrales, constituye el conjunto de la obra, así que habrá que determinar qué hace en ella el fragmento que estamos analizando. El conflicto dramático se desarrolla gracias al diálogo, y así lo analizaremos.

Según el registro de lengua utilizado, hablaremos de la adecuación del texto según a quién vaya dirigido, y analizaremos también su coherencia y cohesión textual; esta última, en el caso del diálogo, vendrá reforzada por los elementos deícticos, los marcadores del discurso y la continuidad de significado entre unas intervenciones y otras. Además, podemos analizar si se cumplen las máximas de Grice y la conversación. Por lo tanto, funciona como intercambio comunicativo.

Oraciones que no tienen una estructura sintáctica correcta porque, al hablar, una idea solapa a otra, el hablante no termina lo que estaba diciendo y comienza directamente con lo siguiente. Ejemplo: Ayer estábamos en mi casa y... huy, pero qué frío hace, cierra la ventana.

Partes de la oración cuyo significado depende por completo del contexto; tienen como referencia las personas, tiempos y lugares que intervienen en el texto (por ejemplo, yo, aquí, hoy, venir).