A comienzos del siglo XVIII, la agricultura era la base de la economía del Antiguo Régimen. Los bajos rendimientos agrarios, unidos al escaso desarrollo del mercado interior, obligaron a destinar la mayor parte de la producción al autoconsumo. En definitiva, esos factores, así como el uso de herramientas y técnicas rudimentarias, llevaron a que se generalizara una agricultura de subsistencia.
La nobleza y el clero eran los propietarios de las tierras de cultivo, mientras que el campesinado debía pagar rentas por trabajarlas. Como se ha indicado, esto hacía que la agricultura fuera tradicional y no interesara la modernización, pues los agricultores no eran sus verdaderos propietarios. Además, el sistema de cosecha se basaba en un cultivo de rotación trienal con barbecho.
Los rasgos señalados anteriormente -propiedad de la tierra y bajos rendimientos-, llevaban a que, de manera periódica, se produjeran crisis de subsistencia. En esos momentos de crisis, se acentuaba la miseria y el hambre, lo que daba como resultado revueltas populares de los grupos no privilegiados.
Otra importante actividad económica del Antiguo Régimen fue la artesanía, que conservaba algunos rasgos de los gremios medievales. Esta se desarrollaba en talleres con un numero reducido de trabajadores y escasa maquinaria. En lo relativo a las fuentes de energía, destacaba el uso de la fuerza humana o animal, si bien también se podía recurrir al viento y al agua. Se trataba de un proceso productivo lento, controlado y con poca especialización.
En el siglo XVIII la sociedad mundial experimentó un crecimiento demográfico y económico debido a un periodo de relativa paz en el mundo. Entre 1650 y 1800, el continente europeo vio aumentar su población de 100 a 200 millones de habitantes. Este cambio poblacional tuvo lugar debido a la ausencia de grandes epidemias y a la introducción de nuevos cultivos, entre los que se encontraban productos traídos de América, como el maíz o la patata. Además, repercutió en la economía, puesto que aumentó la demanda de productos; esto derivó en un incremento de los precios y mayores ganancia. Este aumento de producción posibilitó la creación de grandes compañías comerciales y un incremento del comercio, tanto exterior como interior.