La Ilustración
La Ilustración fue un movimiento de carácter intelectual que tuvo lugar en Europa a lo largo del XVIII, denominado Siglo de las Luces. Los ilustrados pusieron en cuestión todos los principios del Antiguo Régimen, al tiempo que defendían la fe absoluta en la razón, es decir, la inteligencia humana como el único medio de poder entender el mundo. De esta manera, se debía rechazar aquello que no pudiera ser demostrado mediante el uso de la razón o por la experiencia, que no podían ser sustituidas en ningún caso por la tradición, la autoridad o las verdades sagradas. Aunque la Ilustración tuvo su epicentro en Francia, los precedentes de este movimiento los encontramos en Inglaterra, en pensadores como Isaac Newton y John Locke.
Los ilustrados consideraban como último objetivo de la vida la felicidad, y creían que la humanidad podría alcanzar esa meta a través de la inteligencia y el conocimiento. Para ello, eran necesarios la educación y el progreso, todo ello, para conseguir una paulatina mejora de las condiciones de vida de la sociedad.
El pensamiento ilustrado criticaba la intransigencia religiosa, pues consideraba que la tolerancia debía ser la base de las relaciones humanas. Si bien es cierto que la mayoría de los ilustrados eran creyentes, negaban la superioridad de una sola religión sobre las demás. Incluso, llegaron a proponer el establecimiento de unos códigos morales cuya base fuera la razón.