Demostramos lo que sabemos.
Carta de una paleontóloga.
María Sanz de Sautuola tenía 8 años cuando descubrió junto a su padre, Marcelino Sanz de Sautuola, las grandes pinturas rupestres de la cueva de Altamira. Su hallazgo fue debido a que Marcelino era aficionado a distintas actividades culturales, entre ellas la paleontología. Un cazador de la zona, amigo suyo, había advertido unos meses antes con la ayuda de su perro, la posibilidad de la existencia de la cueva que estaba cubierta de arenas y ramas. Más tarde, en 1876 Marcelino y su hija entran por primera vez a las galerías y descubren todas las pinturas de los bisontes pintadas sobre el techo. El techo no medía más de 1,2 metros de altura, así que la niña pudo entrar a más profundidad que su padre. Esa es la razón por la que fue ella la protagonista del hallazgo.
Actividad:
Imagina que eres María Sautuola y has descubierto las pinturas de la cueva de Altamira. Escribe un email a un amigo, contándole lo que has descubierto. Describe todo tipo de detalles, por ejemplo, cómo has encontrado la cueva, qué linterna llevabas, cómo eran las galerías, a qué olía dentro, qué sentiste cuando viste a los bisontes, qué imaginaste, cómo pensaste que las hicieron. Cuando tu amigo reciba el email, podrá hacerte más preguntas para que puedas contarle más detalles.
(Sugerencia: también se puede hacer carta en papel)