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Clasificación de las subordinadas adjetivas

Clasificación: especificativas y explicativas

Como hemos dicho, todas las oraciones subordinadas adjetivas desempeñan la función sintáctica de complemento del nombre de un sustantivo, por lo que siempre aparecen insertas en un sintagma nominal. Sin embargo, según la naturaleza de este complemento del nombre, se clasifican en dos tipos: oraciones subordinadas adjetivas especificativas y explicativas. Observemos el siguiente ejemplo reparando rigurosamente en el valor de las comas:

  • Los alumnos que aprobaron todo a la primera hicieron una fiesta de fin de curso.
  • Los alumnos, que aprobaron todo a la primera, hicieron una fiesta de fin de curso.

Si interpretamos correctamente este uso de la coma, debemos concluir que en la primera oración se "especifica" que solo los alumnos que aprobaron todo a la primera hicieron esa fiesta; sin embargo, en la segunda, todos los alumnos celebraron esa fiesta y, adicionalmente, se nos "explica" que todos habían aprobado a la primera.

La oración subordinada adjetiva de la primera frase delimita qué alumnos hicieron esa fiesta, diferenciándolos de los que no: es especificativa. La de la segunda no los diferencia de otros alumnos que no hicieron la fiesta, sino que nos da una información adicional sobre ellos ("que aprobaron todos a la primera") en forma de aposición: es explicativa.

→ ¡Ojo! Esa diferencia que marcamos al escribir las subordinadas explicativas entre comas, también se aprecia en la entonación del lenguaje oral. Prueba a leer con la entonación correcta ambas frases para comprobar cómo se percibe de forma distinta su significado.

Por lo tanto, según el matiz de la información que nos aporte el complemento del nombre formado con una subordinada adjetiva, las clasificamos en dos tipos.

  • Oraciones subordinadas adjetivas especificativas (sin comas)
  • Oraciones subordinadas explicativas (aposiciones entre comas)

Oraciones subordinadas adjetivas sustantivadas

Si bien aquí no abordaremos en profundidad el estudio de las oraciones subordinadas adjetivas sustantivadas, sí queremos hacer una mención sobre ellas con el fin de que los estudiantes sepan que existen y se detengan brevemente a reflexionar como mero ejercicio de lógica gramatical.

Una adolescente salta de alegría exclamando: ¡Las adjetivas sustantivadas no entran!
Imagen elaborada a partir de: Pexels. adventure (Pixabay License)


Siempre presentamos los determinantes como aquellas palabras que nos ayudan a determinar el sustantivo al que nos referimos en cada momento. Necesitamos ponerle un nombre a cada cosa para poder hablar de ello. Sin embargo, el sustantivo con el que hacemos esto no basta para referirnos específicamente a lo que queremos señalar cada vez que hablamos: para hablar de mis llaves, no solo necesito que ese objeto tenga un nombre con el que señalarlo ("llaves"), porque existen miles de millones de llaves en el mundo que responden a ese sustantivo. Es con el determinante con el que logro apuntar a la llave o llaves concretísimas de las que quiero hablar en cada momento: mi llave, esa llave, alguna llave, la tercera llave...

Diremos más: los determinantes no solo acompañan a los sustantivos, sino que sustantivizan todo lo que acompañan. Los determinantes son el Rey Midas de la Gramática: convierten en sustantivo todo lo que tocan. Fijémonos en este ejemplo curioso:

Las quejas se van a acabar.

→ El quejarse se va a acabar.

→ El"profe, no nos mandes tanta tarea" se va a acabar.

Las tres oraciones anteriores, aunque parezca sorprendente, tienen un sujeto con una estructura muy similar, puesto que empiezan por un determinante que sustantiviza lo que va detrás de él. En el tercer ejemplo, el determinante "El..." sustantiviza la cita entera de lo que suponemos que han dicho sus alumnos, que es una oración completa: "profe, no nos mandes tanta tarea".

Este es el mismo procedimiento que nuestros estudiantes han estudiado en cursos anteriores en relación con los adjetivos sustantivados. Recordémoslo con este ejemplo:

La niña ganadora es mi hijastra → La ganadora es mi hijastra

En la primera oración, el sintagma nominal tiene un determinante (la), un sustantivo-núcleo (niña) y un sintagma adjetival como complemento del nombre (ganadora). En la segunda, sin embargo, el sustantivo "niña" ha sido omitido y, al desaparecer, el efecto "sustantivizante" del determinante "la" ha convertido al adjetivo"ganadora" en sustantivo y en núcleo del sintagma nominal.

Pues bien, este mismo proceso puede ocurrir con una subordinada sustantiva. Veamos un ejemplo casi equivalente al anterior:

La niña que ganó es mi hijastra → La que ganó es mi hijastra

En este caso hemos sustituido el sintagma adjetival "ganadora", complemento del nombre de "niña" de la oración anterior, por una subordinada adjetiva equivalente y de igual función: "que ganó". Si, al igual que antes, omitimos el nombre "niña" -que opera como núcleo del sintagma nominal y es el antecedente del nexo relativo "que"-, el determinante va a sustantivizar la oración subordinada adjetiva.

Al producirse este efecto sustantivizador, la subordinada adquiere las características de un nombre y, junto con el determinante que la precede, forma un sintagma nominal que puede desempeñar sus típicas funciones (sujeto, complemento directo, término de la preposición, etc.). Como cualquier otra estructura sustantiva, puede sustituirse por un pronombre como eso/esa: La que ganó es mi hijastra → Esa es mi hijastra

Por último, conviene saber que es muy habitual en estas oraciones encontrar el determinante neutro "lo": Lo que te dije ayer es verdad Eso es verdad.