Principios metodológicos
Los principios metodológicos son las bases teóricas y científicas sobre las que se sustenta la acción docente. Es por ello tan necesario señalar los enfoques metodológicos, las distintas teorías, autores y opciones psicopedagógicas en los que se fundamentan los diseños de las experiencias de aprendizaje basadas en competencias y que les aporta coherencia alineándolas con los fines y con los nuevos retos de los sistemas educativos.
Todo proceso de enseñanza-aprendizaje debe partir de una planificación rigurosa de lo que se pretende conseguir, teniendo claro cuáles son los objetivos o metas, qué recursos son necesarios, qué métodos didácticos son los más adecuados (en función de las metas y el contexto) y cómo se evalúa el aprendizaje y se retroalimenta el proceso.
La metodología elegida debe propiciar un aprendizaje competencial en el alumnado, debe ser una metodología activa y contextualizada con un docente como orientador, promotor y facilitador de experiencias. Estas experiencias deben potenciar la participación e implicación del alumnado y la adquisición y el uso de conocimientos en situaciones reales para generar así aprendizajes más transferibles y duraderos.
Condiciones para la enseñanza de competencias
La enseñanza de las competencias debe cumplir cinco condiciones tales como las que señalan Zabala y Arnau (2007).
Alumnado agente activo del aprendizaje
John Dewey en su obra Experience and Education (1938) afirma que el aprendizaje es un proceso activo en el que el estudiante participa y construye su propio conocimiento. Por su parte, Jean Piaget en su teoría de la evolución cognitiva, destaca el papel activo del individuo en la construcción de su propio conocimiento y en la adaptación al ambiente. Finalmente, Lev Vygotsky en su teoría sociocultural del aprendizaje, afirma que el aprendizaje es un proceso social en el que el niño aprende a través de la interacción con adultos y otros niños más capaces que él.
El pensamiento se origina y desarrolla en las necesidades y en las demandas de la vida práctica. La única manera de aprender es hacer. Aprender haciendo.
Dewey
Es interesante conocer lo que opinan varios docentes de diferentes especialidades y etapas sobre lo que, para ellos, significa el aprendizaje activo en este artículo de Ingrid Mosquera para la UNIR.
Entonces, ¿cuáles son las características que definen a un alumnado activo en su proceso de aprendizaje? ¿Qué requisitos son necesarios para posibilitar este aprendizaje activo?
Características de un aprendiz activo
- Comprometido con el aprendizaje. Le dedica tiempo y esfuerzo.
- Curioso y motivado por aprender. Se esfuerza en comprender y ampliar sus conocimientos.
- Participativo y colaborador. Se involucra activamente en el proceso de aprendizaje. Pregunta, responde, se comunica con sus compañeros y el docente en lugar de ser simplemente un receptor pasivo de información. Trabaja de manera colaborativa compartiendo conocimiento y experiencias.
- Autónomo y autorregulado. Tiene control sobre su propio proceso de aprendizaje. Es capaz de establecer metas y objetivos y de planificar y evaluar su progreso.
- Posee un pensamiento crítico. Analiza, evalúa y sintetiza la información. Utiliza la lógica y la razón para resolver problemas y tomar decisiones.
Requisitos para ser un aprendiz activo
Para que el alumnado sea activo en su aprendizaje es necesario que se cumplan tres requisitos:
- Querer: Directamente relacionado con su motivación, ganas, ilusión, necesidad y razones para participar. Es decir, relacionado con los intereses individuales de cada persona y con el compartir con el grupo o comunidad a la que pertenece. En este sentido, y refiriéndonos a la dimensión social de la participación, es importante tener en cuenta que participamos por una idea compartida, con personas con las que nos sentimos a gusto y donde nos sentimos también útiles para conseguir algo.
- Saber: Implica poseer los conocimientos, las habilidades y la capacidad para ello. A nivel social será necesario desarrollar habilidades de escucha, de diálogo, la empatía, la asertividad, la creatividad, etc. A nivel de conocimientos, el docente tendrá en cuenta la diversidad de su alumnado y, aplicando los principios DUA, habrá de hacer accesible la información y dotar de herramientas y estrategias múltiples para interactuar con ella y poder expresarla. También es necesario que el docente ofrezca información y estrategias sobre los diversos procesos a llevar a cabo, sobre la organización, funcionamiento y desarrollo de la participación, etc. creando un andamiaje que conduzca a niveles de autonomía cada vez mayores.
- Poder: A nivel personal el aprendiz necesita tener cubiertas sus necesidades básicas para que su mente esté enfocada en el aprendizaje. Además necesita tener una motivación intrínseca para aprender y las habilidades necesarias para llevar a cabo el aprendizaje.
Abraham Maslow, en su teoría de la jerarquía de necesidades, plantea que el aprendizaje es el resultado de una combinación de necesidades fisiológicas, de seguridad, de pertenencia, de estima y de autorrealización. Estas necesidades deben estar satisfechas para poder aprender de manera efectiva.
A nivel social es necesario, como docente, facilitar, promover y articular espacios, mecanismos, opciones reales en las que el aprendiz pueda participar de manera activa.
En resumen, la teoría del "saber, querer y poder" sostiene que para que un alumno sea activo en su aprendizaje debe tener los conocimientos, la motivación, el interés, las habilidades y herramientas necesarias para llevar a cabo la acción requerida.
Significatividad
Si el objetivo de la enseñanza es desarrollar competencias para la vida que promuevan en el alumnado la capacidad de transferir los aprendizajes, es muy importante cuidar la selección, presentación y organización de las experiencias de aprendizaje. Estas deben estar adecuadamente contextualizadas para dar respuesta a situaciones o necesidades reales y así dotar de sentido y realismo a la propuesta de aprendizaje. Por ello, según Zabala y Arnau (2007), para que el aprendizaje sea significativo, la propuesta de experiencias debe de cumplir las siguientes características:
- Posibilitar la determinación de los conocimientos previos que tiene cada alumno en relación con los nuevos contenidos de aprendizaje.
- Plantear los nuevos contenidos de manera que sean significativos y funcionales para el alumnado.
- Incluir actividades adecuadas al nivel de desarrollo de cada aprendiz.
- Representar un reto abordable para el alumnado. Tener en cuenta e intervenir en su zona de desarrollo próximo. Partir de sus competencias y, con ayuda, hacerles avanzar.
- Provocar conflicto cognitivo y actividad mental necesaria para que el alumnado establezca relaciones entre los nuevos contenidos y las competencias previas.
- Fomentar una actitud favorable al aprendizaje realizando propuestas motivadoras.
- Estimular la autoestima y el autoconcepto, que el alumnado valore su aprendizaje y el esfuerzo realizado.
- Fomentar la autonomía en el aprendizaje ofreciendo estrategias que desarrollen su competencia en aprender a aprender.
- Permitir la reflexión y la toma de conciencia (metacognición) sobre su propio proceso de aprendizaje.
Funcionalidad y transferencia del aprendizaje
Robert Gagné, en su teoría de la instrucción, enfatizó la importancia de la planificación y la transferencia del aprendizaje.
La transferencia se produce cuando el aprendiz puede apoyarse en los conocimientos y habilidades que adquirió en un contexto determinado para alcanzar nuevos propósitos, como resolver nuevos problemas, responder a nuevos interrogantes o aprender nuevos conceptos y habilidades. (Perkins y Salomon, 1992).
La funcionalidad del aprendizaje se refiere a la capacidad de transferir lo aprendido a situaciones nuevas y diferentes de las que originalmente aprendió. Esto significa que el aprendizaje es más valioso cuando se puede aplicar en distintas situaciones y contextos.
Ignacio Pozo (2010) recoge la idea de funcionalidad de los aprendizajes en este fragmento:
Saber leer y comprender un texto científico, interpretar o dibujar una gráfica, diferenciar dos interpretaciones diferentes de un fenómeno histórico, criticar diferentes soluciones a un problema sanitario o medioambiental, apreciar el significado artístico de un cuadro o producir textos descriptivos o explicativos coherentes son competencias generales que, aunque tienen un contenido concreto (el texto científico sobre la conservación de la energía, la gráfica del crecimiento demográfico, las diferentes explicaciones del Descubrimiento de América, etc.), requieren de los alumnos algo más que el dominio de estos contenidos.
Complejidad e interdisciplinariedad
Se debe partir de situaciones reales presentadas desde su globalidad, es decir, con el mayor número de variables posibles según las capacidades del alumnado, cercanas a él y contemplando los diferentes factores que intervienen en la misma (Zabala y Arnau, 2007).
Es necesario favorecer el pensamiento complejo, término acuñado por el filósofo y sociólogo francés Edgar Morin y que se refiere a la capacidad de interconectar distintas dimensiones de lo real. Ante la emergencia de hechos u objetos multidimensionales, interactivos y con componentes aleatorios o azarosos, el sujeto se ve obligado a desarrollar una estrategia de pensamiento que no sea reductiva ni totalizante, sino reflexiva. Este concepto se opone a la división disciplinaria y promueve un enfoque transdisciplinario y holístico, aunque sin abandonar la noción de las partes constituyentes del todo.
Carácter procedimental y procesos cognitivos de diferente nivel
La propuesta de aprendizaje competencial implica siempre un saber hacer que conlleva el dominio de diferentes habilidades o destrezas, tales como identificación e interpretación de un problema, comprensión, selección y clasificación de la información, análisis de una situación, toma de decisiones, aplicación de una estrategia, valoración de los posibles resultados de un experimento, creación de un producto, etc.
Este carácter procedimental exige establecer una secuencia de enseñanza-aprendizaje con unas características específicas:
- La propuesta debe ser significativa y funcional para que su proceso pueda ser aprendido y transferido cuando sea necesario.
- Las actividades y/o tareas deben aportar modelos del procedimiento a llevar a cabo.
- Las actividades y/o tareas deben ajustarse de manera clara y siguiendo el orden del proceso.
- Se debe ofrecer ayuda y feedback constante.
- La propuesta debe incluir actividades y/o tareas que exijan a cada aprendiz llevar a cabo procesos cognitivos de diferente orden (taxonomía de Bloom).
Ambientes de aprendizaje para el siglo XXI
Junto con las condiciones indispensables para el aprendizaje competencial hay que considerar los entornos educativos donde estos suceden. Según el concepto socio-constructivista del aprendizaje, este es configurado en gran parte por el contexto en que está situado y es construido activamente a través de la negociación social con otros. Dado que el aprendizaje se produce mediante un proceso de construcción mental mediado por las interacciones sociales, es crucial considerar qué entornos lo favorecen y cuáles no. Desde una perspectiva holística del aprendizaje, la realidad contextual es clave.
Siempre que llevamos a cabo una experiencia educativa estamos haciéndolo en un contexto concreto en el que el alumnado tiene interacciones estructuradas con el contenido, con los iguales, con los docentes, con los recursos, con las instalaciones y con las tecnologías. Seamos o no conscientes, estos elementos integrantes de cualquier ambiente o entorno de aprendizaje, están presentes en nuestra práctica y las decisiones que tomemos en torno a ellos tienen gran relevancia para que se produzca el aprendizaje.
En la investigación La naturaleza del aprendizaje: Usando la investigación para inspirar la práctica, 2016 (adaptación del documento originalmente publicado en inglés en el 2010 por la OCDE The Nature of learning: using research to inspire practice, de Dumont, Hanna; Benavides, Francisco; Istance, David E) se señalan 7 principios transversales en los ambientes de aprendizaje para el siglo XXI:
- Los aprendices al centro, porque el conocimiento siempre lo construye activamente el aprendiz.
- La naturaleza social del aprendizaje porque la construcción individual del conocimiento tiene lugar a través de la interacción, la negociación y la cooperación.
- Las emociones como parte del aprendizaje porque este resulta de una interacción entre la emoción, la motivación y la cognición.
- Reconocer diferencias individuales ya que los alumnos difieren en los conocimientos previos, la capacidad, las concepciones, los estilos y las estrategias del aprendizaje, el interés, la motivación y las creencias y emociones sobre sus habilidades para enfrentar situaciones específicas. Así también difieren en antecedentes lingüísticos, culturales y sociales si hablamos en términos socio-ambientales.
- Ambientes personalizados de aprendizaje, incluyendo a todos los estudiantes porque todos necesitan que se les desafíe para llegar justo por encima del nivel y capacidad que poseen en ese momento.
- Evaluación para el aprendizaje, es decir, evaluación formativa porque los aprendices necesitan una retroalimentación regular y significativa que apoye su motivación y confianza en su propia capacidad para aprender.
- Construir conexiones horizontales entre áreas de conocimiento y distintas materias, así como la conexión con la comunidad y con el mundo ya que es importante para que el aprendiz transfiera el conocimiento a nuevas situaciones.
Los buenos ambientes de aprendizaje: estimulan a los alumnos para que sean mentalmente activos; abordan los conocimientos previos; integran conocimientos fragmentados en estructuras de conocimiento jerárquicas; equilibran los conceptos, las capacidades y la competencia metacognitiva; proporcionan estructuras apropiadas que ayudan a los alumnos a desarrollar estructuras de conocimiento bien organizadas; y presentan la información adecuadamente para su procesamiento eficaz en la mente humana, tomando en cuenta sus limitaciones de procesamiento inherentes (tales como una capacidad de memoria de trabajo limitada). Los buenos ambientes de aprendizaje fomentan la transferencia entre ámbitos de contenido así como entre la situación de aprendizaje y la vida cotidiana. En vez de evitar el trabajo duro que exige el aprendizaje, maximizan la motivación cerciorándose de que el contenido que haya que aprender sea significativo para los estudiantes, aclarando los objetivos de sus clases, destacando la importancia que dichos contenidos tienen para la vida fuera del ambiente de aprendizaje y mostrando sensibilidad por los intereses, las metas y las percepciones que tienen de sí mismos los estudiantes.
Erik de Corte, 2017
Cualquier diseño educativo, como puede ser una experiencia de aprendizaje, debe contemplar todos y cada uno de estos principios para conseguir un aprendizaje eficaz. Todos estos principios pueden estar presentes, en mayor o menor medida, en distintos enfoques metodológicos por lo que es deseable utilizar una gran variedad de ellos para poder garantizar que se cumplan.
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