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Principios metodológicos

Los principios metodológicos son las bases teóricas y científicas sobre las que se sustenta la acción docente. Es por ello tan necesario señalar los enfoques metodológicos, las distintas teorías, autores y opciones psicopedagógicas en los que se fundamentan los diseños de las experiencias de aprendizaje basadas en competencias y que les aporta coherencia alineándolas con los fines y con los nuevos retos de los sistemas educativos.

Todo proceso de enseñanza-aprendizaje debe partir de una planificación rigurosa de lo que se pretende conseguir, teniendo claro cuáles son los objetivos o metas, qué recursos son necesarios, qué métodos didácticos son los más adecuados (en función de las metas y el contexto) y cómo se evalúa el aprendizaje y se retroalimenta el proceso.

La metodología elegida debe propiciar un aprendizaje competencial en el alumnado, debe ser una metodología activa y contextualizada con un docente como orientador, promotor y facilitador de experiencias. Estas experiencias deben potenciar la participación e implicación del alumnado y la adquisición y el uso de conocimientos en situaciones reales para generar así aprendizajes más transferibles y duraderos.

Condiciones para la enseñanza de competencias

La enseñanza de las competencias debe cumplir cinco condiciones tales como las que señalan Zabala y Arnau (2007).

Ambientes de aprendizaje para el siglo XXI

Junto con las condiciones indispensables para el aprendizaje competencial hay que considerar los entornos educativos donde estos suceden. Según el concepto socio-constructivista del aprendizaje, este es configurado en gran parte por el contexto en que está situado y es construido activamente a través de la negociación social con otros. Dado que el aprendizaje se produce mediante un proceso de construcción mental mediado por las interacciones sociales, es crucial considerar qué entornos lo favorecen y cuáles no.  Desde una perspectiva holística del aprendizaje, la realidad contextual es clave. 

Siempre que llevamos a cabo una experiencia educativa estamos haciéndolo en un contexto concreto en el que el alumnado tiene interacciones estructuradas con el contenido, con los iguales, con los docentes, con los recursos, con las instalaciones y con las tecnologías. Seamos o no conscientes, estos elementos integrantes de cualquier ambiente o entorno de aprendizaje, están presentes en nuestra práctica y las decisiones que tomemos en torno a ellos tienen gran relevancia para que se produzca el aprendizaje.

En la investigación La naturaleza del aprendizaje: Usando la investigación para inspirar la práctica, 2016 (adaptación del documento originalmente publicado en inglés en el 2010 por la OCDE The Nature of learning: using research to inspire practice, de Dumont, Hanna; Benavides, Francisco; Istance, David E) se señalan 7 principios transversales en los ambientes de aprendizaje para el siglo XXI:

Ambientes de aprendizaje
Cedec. Ambientes de aprendizaje (CC BY-SA)

  • Los aprendices al centro, porque el conocimiento siempre lo construye activamente el aprendiz.
  • La naturaleza social del aprendizaje porque la construcción individual del conocimiento tiene lugar a través de la interacción, la negociación y la cooperación.
  • Las emociones como parte del aprendizaje porque este resulta de una interacción entre la emoción, la motivación y la cognición.
  • Reconocer diferencias individuales ya que los alumnos difieren en los conocimientos previos, la capacidad, las concepciones, los estilos y las estrategias del aprendizaje, el interés, la motivación y las creencias y emociones sobre sus habilidades para enfrentar situaciones específicas. Así también difieren en antecedentes lingüísticos, culturales y sociales si hablamos en términos socio-ambientales. 
  • Ambientes personalizados de aprendizaje, incluyendo a todos los estudiantes porque todos necesitan que se les desafíe para llegar justo por encima del nivel y capacidad que poseen en ese momento.
  • Evaluación para el aprendizaje, es decir, evaluación formativa porque los aprendices necesitan una retroalimentación regular y significativa que apoye su motivación y confianza en su propia capacidad para aprender.
  • Construir conexiones horizontales entre áreas de conocimiento y distintas materias, así como la conexión con la comunidad y con el mundo ya que es importante para que el aprendiz transfiera el conocimiento a nuevas situaciones.

Los buenos ambientes de aprendizaje: estimulan a los alumnos para que sean mentalmente activos; abordan los conocimientos previos; integran conocimientos fragmentados en estructuras de conocimiento jerárquicas; equilibran los conceptos, las capacidades y la competencia metacognitiva; proporcionan estructuras apropiadas que ayudan a los alumnos a desarrollar estructuras de conocimiento bien organizadas; y presentan la información adecuadamente para su procesamiento eficaz en la mente humana, tomando en cuenta sus limitaciones de procesamiento inherentes (tales como una capacidad de memoria de trabajo limitada). Los buenos ambientes de aprendizaje fomentan la transferencia entre ámbitos de contenido así como entre la situación de aprendizaje y la vida cotidiana. En vez de evitar el trabajo duro que exige el aprendizaje, maximizan la motivación cerciorándose de que el contenido que haya que aprender sea significativo para los estudiantes, aclarando los objetivos de sus clases, destacando la importancia que dichos contenidos tienen para la vida fuera del ambiente de aprendizaje y mostrando sensibilidad por los intereses, las metas y las percepciones que tienen de sí mismos los estudiantes.

Erik de Corte, 2017

 Cualquier diseño educativo, como puede ser una experiencia de aprendizaje, debe contemplar todos y cada uno de estos principios para conseguir un aprendizaje eficaz. Todos estos principios pueden estar presentes, en mayor o menor medida, en distintos enfoques metodológicos por lo que es deseable utilizar una gran variedad de ellos para poder garantizar que se cumplan.

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