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Aventuras

Vámonos de viaje

Cuando hablamos de las aventuras como tema literario es inevitable pensar en el género narrativo y más concretamente en una novela de ficción. El objetivo de relatar aventuras es entretener al lector con las peripecias de un héroe que se enfrenta a situaciones peligrosas.  

Al fin y al cabo, aventurarse supone romper la cotidianidad, ponerse en peligro e intentar volver sano y salvo. Por ello, es frecuente que la aventura vaya asociada a un viaje porque esto implica ir a otro lugar y descubrir algo nuevo. Suele repetirse la estructura de salir, vivir el viaje y volver. El héroe no solo vive las emociones de tantos cambios de situación sino que también se transforma y aprende mucho sobre sí mismo. 

A lo largo de la historia de la literatura, podemos identificar muchos ejemplos de protagonistas que han vivido aventuras en un viaje. Desde Ulises, protagonista de La Odiseaque vive toda clase de experiencias en su vuelta a casa hasta el viaje de Frodo en El señor de los anillos pasando por los libros de caballerías, en los que los caballeros reencarnaban valores como la honra y la lealtad y, tras luchar contra monstruos y librar todo tipo de batallas, dedicaban a su amada las hazañas conseguidas para conseguir su amor. Por supuesto, los héroes antiguos tienen mucho en común con los superhéroes actuales. Además, aunque hay muchas más, también podemos añadir otra serie de novelas de aventuras que dibujan un mundo de fantasía como Los viajes de Gulliver, de Jonathan Swift, La vuelta al mundo en ochenta días, de Julio Verne, o Robinson Crusoe, de Daniel Defoe. 

En los viajes se viven aventuras porque los protagonistas van buscando algo y tienen los ojos bien abiertos a todo lo que les pasa alrededor. Esa curiosidad por lo misterioso y lo desconocido les lleva a asumir riesgos para descubrir nuevas cosas y volver a casa con el propósito cumplido tras haber vivido y aprendido tanto

Hombre de miniatura sobre un mapa de Europa
Piqsels. Aventura (CC0)

Para que podáis haceros una idea de cómo son los textos de aventuras, aquí tenemos algunos ejemplos: 

Pide que el camino sea largo

El poeta Constantino Cavafis hizo un homenaje al viaje de Ulises en la Odisea con este poema en el que apela al lector para decirle que no debe tener prisa por llegar a Ítaca y que debe disfrutar del viaje: 

[...]
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino. [...]

Constantino Cavafis. Poesías completas. Editorial: Hiperión.

Tomar las riendas de tu destino

Laura Gallego es una escritora con muchas novelas de ficción y fantasía destinadas especialmente al público juvenil. En este fragmento podemos ver el inicio del viaje de Viana, la protagonista, a través del Gran Bosque tras haber escuchado a Oki contar una leyenda sobre el manantial de la eterna juventud que, en caso de encontrarlo, ayudaría a liberar el reino. 

Viana no insistió. Pero había tomado su decisión, y Lobo no iba a detenerla. Esta vez no. Quizá él no creyó en ningún momento que fuese a llevar a cabo su idea. Nadie se adentraba en el Gran Bosque, porque nadie había regresado nunca de una expedición así. Y eso lo sabía todo el mundo, más allá de relatos y leyendas. 
Pero Viana se sentía capaz de sobrevivir al bosque, a cualquier bosque. Si las historias terroríficas que contaban acerca de aquel lugar no eran reales, entones no tenía nada que temer. Y si lo eran... bueno, en aquel caso, también existía la posibilidad de que hallase el manantial del que había hablado Oki. [...]
Emocionada porque sentía que, por primera vez, iba a tomar las riendas de su destino, a ser la protagonista de su propia historia, Viana emprendió el viaje hacia el corazón del bosque. No tenía plano, ni más indicaciones que las que había dado Oki en su relato. No tenía claro hacia dónde debía dirigirse, pero confiaba en que, cuando llegara allí, lo sabría. 
Porque los árboles estarían cantando. 

Laura Gallego. Donde los árboles cantan. Editorial: SM.

En busca de un sueño

En la novela Me llamo Suleimán, de Antonio Lozano, se relata el viaje de Suleimán, un niño de Mali que, junto a dos amigos, deciden abandonar su país por la pobreza y emprenden un viaje a Europa soñando con que podrán trabajar y conseguir dinero para volver a su país y montar un negocio. Sin embargo, el viaje es más complicado de lo que parece y tiene que vivir cosas terribles -incluida la muerte de su amigo- hasta llegar a la idealizada Europa que no lo trata exactamente como pensaba: 

Me llamo Suleimán. No te preocupes si no lo recuerdas, si no recuerdas de qué me conoces: aquí, nadie me conoce. A menudo siento que soy invisible, pero no, no lo soy. Aunque a veces me gustaría serlo. Mucho. Por ejemplo, cuando bajé del cayuco que me trajo hasta la playa y descubrí que muchos blancos en bañador, unos tumbados en la arena, otros jugando a la pelota o corriendo por la orilla, me miraban asombrados, deseé ser invisible. También cuando corrí como un loco para alejarme de todo aquello, y más cuando me di cuenta de que detrás de mí corría un policía que al final me alcanzó.
Claro, estaba más en forma que yo. Él no había pasado ocho días en ese cayuco, los tres últimos sin comer ni beber.
Me sentí muy cansado y me dejé caer al suelo. Me dije: Se acabó, Suleimán, te van a matar aquí mismo. Me acordé de mi madre, cuando lloraba rogándome que no me fuera. Y de mi padre, cuando me dio su bendición. Se acabó. Te van a matar como a un perro. Pero no. Un hombre me pasó la mano por detrás del cuello, suavemente, como si fuera su hijo, me levantó muy despacio y me acercó una botella de agua a la boca. Yo la quería beber de golpe, tenía mucha sed, pero no me dejó. Después supe que, cuando estás seco, es mejor así, sorbo a sorbo, a saber por qué.

Antonio Lozano. Me llamo Suleimán. Editorial: Anaya.

¿Qué pasó?

Una chica mira un mapa sentada en una maleta en medio de una carretera.
Pixabay / Lorri Lang. Destino (Pixabay License)

Viajar es una experiencia emocionante. ¿Podrías hablar de algún viaje que has hecho? Vamos a hacer un ejercicio por parejas contando nuestra vivencia. Lo primero de todo es hacer un guion sobre lo que queremos contar: 

  • Lugar al que fuiste, fecha y personas que te acompañaban. 
  • Alguna anécdota divertida que te pasara. 
  • Cosas que te llamaron la atención y cosas que aprendiste en el viaje. 

Para enriquecer nuestro relato y que se parezca a las novelas de aventuras donde pasan muchas cosas, vamos a introducir una novedad: uno de la pareja cuenta el viaje y, cuando el compañero quiera, preguntará «¿Y entonces qué pasó?» y el que estaba contando la historia tiene que inventar algo absolutamente increíble e ir mezclando elementos de realidad con los inventados. Cuando las dos personas hayan contado su viaje con esos elementos fantásticos, se hará una puesta en común con el resto del grupo en la que cada uno tendrá que contar la historia que le ha relatado su compañero