¡Quién supiera escribir!
La prosa se diferencia de verso, básicamente, por no tener las exigencias métricas de la poesía. La libertad a la hora de expresarse en prosa no significa que los enunciados estén desordenados: las oraciones tienen que ser coherentes y estar cohesionadas y se estructuran en párrafos. Se trata de escribir de forma natural y, aunque no cumple con las normas métricas, sí debe cumplir con las normas de gramática y ortografía.
La mayoría de los textos que leemos están escritos en prosa porque se parece a la forma que tenemos de expresarnos oralmente. Por lo tanto, establecer una clasificación de todos los tipos de prosa es difícil por lo que haremos una división en dos grandes bloques donde podremos nombrar algunos ejemplos de prosa: la prosa literaria y no literaria.
La prosa literaria es aquella que tiene una intención artística. Las narraciones, los cuentos, las leyendas, los mitos y muchos otros textos literarios están escritos en prosa. El autor quiere contar una historia de la forma más grata posible. Sabe que es importante lo que cuenta pero también cómo lo cuenta.
La intención de la prosa no literaria es informativa. Pueden ser textos didácticos, como los que vienen en los libros de texto; administrativos, como la convocatoria de un concurso o de una beca; o periodísticos, como las noticias que nos informan de la actualidad. Son textos que nos encontramos en todos los ámbitos de nuestra vida.