Échale teatro
Cuando alguien dice «échale teatro» se está refiriendo a fingir o exagerar algo que te pasa. El género dramático también recibe el nombre de género teatral y se refiere a las obras que están pensadas para ser representadas. No obstante, al hablar de género dramático como uno de los géneros literarios, tenemos que partir de la base de un texto literario cuya finalidad es la representación pero que también se puede leer como se lee una novela o un poema.
La característica principal del texto teatral es que se trata de un diálogo entre personajes, es decir, que no hay un narrador que nos vaya introduciendo en la historia sino que conocemos lo que pasa directamente por las conversaciones que tienen los personajes. A veces se piensa que sí hay narrador en la historia porque encontramos unas frases que están fuera de la acción teatral y que sirven para orientar a los actores y al director. Estas frases se llaman acotaciones y las pone el autor para hacer indicaciones sobre el espacio donde se desarrolla la acción, el tiempo en el que se enmarca así como las emociones con las que los personajes dicen las frases del diálogo. Además del diálogo, los personajes suelen tener parlamentos en los que piensan en voz alta. A esto se le llama monólogo porque no hablan con nadie. También suele pasar que algunos personajes, generalmente cómicos, hacen apartes: dicen algo para que el público lo oiga pero el resto de personajes simula no haberlo oído. No es que un personaje hable con el público: consiste en decir una frase aparte fingiendo que nadie más le oye.
Las obras teatrales suelen estructurarse en actos y los actos se dividen en escenas. Podríamos decir que los actos son como los capítulos de una novela y las escenas se marcan con la entrada o salida de los personajes.
Al igual que sucedía con el género lírico o narrativo, la división en subgéneros se hace según el tema que se esté tratando en la obra teatral. De esta manera, podemos hablar de los grandes subgéneros teatrales que son la tragedia, si se tratan hechos graves con un tono serio y el desenlace es triste; comedia, si son hechos cotidianos tratados de forma cómica y tiene un final feliz, y la tragicomedia o drama que consiste en mezclar elementos trágicos con otros cómicos.
Además del texto literario, el género dramático usa otros códigos que tienen que ver con su representación. Desde la Antigüedad, los griegos y los romanos usaban el teatro como espectáculo. Al entenderlo precisamente como un espectáculo, entran en acción toda una serie de elementos que contribuyen a la puesta en escena: desde la interpretación de los actores hasta el maquillaje, vestuario, luces, sonido, decorados... Todos los elementos son importantes y todas las personas que trabajan para que una obra de teatro se represente tienen un papel fundamental. El equipo debe estar bien organizado por el director que dirige una gran orquesta de personas para que el engranaje teatral funcione.
Cuando asistimos al teatro parece que lo que está pasando delante de nosotros es verdad. Los actores reencarnan a los personajes, les dan vida porque viven en sus propias carnes las sensaciones y emociones que siente el personaje. Tal vez la magia del teatro sea precisamente esa: tener la capacidad de darle vida a la literatura.