Reír y llorar
El teatro, tal como lo entendemos hoy, nació en la Antigua Grecia: unos actores encarnaban a unos personajes con conflictos humanos y lo ponían en escena ante un público. Al principio, los actores llevaban máscaras para caracterizar a los personajes y que quedara más claro qué personaje estaban interpretando. Según el tema que se estaba tratando, se podían interpretar tragedias o comedias. De hecho, el icono del teatro es una máscara triste, como en la tragedia, y una máscara sonriente, como sucede en la comedia.
Los subgéneros teatrales se siguen dividiendo en tragedia y comedia. Además, se añadió el drama como género en el que se mezclan elementos trágicos con cómicos. Por otro lado, se distinguen los subgéneros populares. A continuación veremos las características de cada uno de ellos:
Tragedia
La tragedia, como género tradicional del teatro, tiene como objetivo conmover al espectador. Para ello, se exponen sucesos graves y dolorosos y el final es trágico. Se parte de un acontecimiento que desencadena una serie de hechos que nos dirigen hacia el destino fatal del protagonista. Los personajes generalmente son dioses, reyes o nobles con conflictos morales graves.
Comedia
Podemos decir que es el subgénero teatral cuyo objetivo es la risa por lo que es normal que terminen con un final feliz. El objetivo principal es entretener al público por lo que se representan conflictos cotidianos que tienen unos personajes comunes. En muchas ocasiones, los personajes son estereotipos: la dama, el caballero, el gracioso... Estos personajes usan un lenguaje coloquial que muestra gran cercanía con los espectadores.
Drama
Igual que en la vida, la risa y la tristeza conviven en este subgénero teatral. Durante mucho tiempo se denominó tragicomedia a las historias trágicas que incluían elementos cómicos para aliviar la trama. El objetivo es que el espectador se sienta identificado por lo que los personajes suelen ser cotidianos con conflictos comunes aunque más complejos que los de la comedia. El final puede ser tanto feliz como triste pero está relacionado con la propia evolución del protagonista.
Géneros menores
Son obras que han recibido el título de pertenecer al género menor del teatro aunque no por ello son menos interesantes. Al principio, surgieron como pequeñas obras que se representaban en los descansos de las tragedias o comedias. Al tener que ser breves, las tramas eran sencillas y el objetivo principal era hacer reír al público. Así surgieron los pasos, después los entremeses y, finalmente, los sainetes que triunfaban en el siglo XX. A estos se añaden otros géneros como la farsa, el monólogo, la zarzuela... Tenían mucho éxito popular igual que, en la actualidad, triunfan mucho los vídeos cortos y cómicos de las redes sociales.