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Cohesión

Hilar fino frase con frase, idea con idea

Si la estructura coherente de las grandes partes e ideas del texto argumentativo es importante, no lo es menos el correcto uso de conectores, puntuación y léxico.

Conectores

Foto de la infografía descargable de conectores
Teresa Álvarez-Garcillán. Conectores textuales (Dominio público)


Como hemos visto, los textos argumentativos son muy ricos y variados en recursos, puesto que en ellos converge el uso de figuras retóricas, de fórmulas para la subjetividad y la objetividad y de multitud de de modalidades textuales: exposición, narración, descripción y, por supuesto, argumentación. Teniendo presente lo anterior, debemos dominar todo el abanico de conectores para ayudarnos a expresar esta riqueza.

Por ejemplo, cuando estemos empleando la exposición para presentar datos o realidades a modo de introducción, nos serán útiles conectores de adición (además, y...). Cuando entremos en la argumentación, sin duda serán útiles aquellos que expresan relaciones de causa (porque, es por ello que...), consecuencia (por tanto, en consecuencia...), oposición (pero, sin embargo, no obstante..), condición (en caso de, si...), etc. Para concluir, tenemos fórmulas de cierre que nos ayudarán (visto lo anterior, tras estas reflexiones, en conclusión...). El texto completo puede, quizá, organizarse con conectores de orden (en primer lugar, después...). En fin, hay una larga lista de fórmulas y conectores que debemos utilizar para expresar apropiadamente la relación entre unas ideas y otras. Utiliza esta infografía para tener una amplia selección de ellos a mano cuando argumentes.

Puntuación

Distintos signos de puntuación
Teresa Álvarez-Garcillán. Puntos y comas (Dominio público)


El buen uso de la puntuación es esencial para expresarte en textos escritos. En términos generales, debemos tener cuidado de no hacer frases demasiado largas en las que se pierda el hilo, ¡no tengas miedo de utilizar el punto y seguido! En todo caso, el uso de frases largas y cortas también puede tener efectos retóricos y expresivos.

Es común, por ejemplo, utilizar frases muy cortas para introducir al lector en el tema de forma rápida, con pinceladas certeras y efectistas:

Jesús estaría contento. Cada vez nos amamos más los unos a los otros. Por lo menos, nos damos más besos que nunca. Nos comemos a ósculos. Sobre todo entre desconocidos. Así, porque sí. Por puro amor al prójimo. [...]  (Luz Sánchez Mellado. “Bss”. El País, 5 de noviembre de 2015)

Sin embargo, en la argumentación a veces necesitamos oraciones complejas en las que se expresen relaciones de causa, consecuencia, oposición, etc., entre dos ideas. En ellas es fundamental dominar el uso de la coma y los conectores:

Luego, nos cruzamos en el ascensor besadores y besados y nos hacemos los suecos de Gotemburgo, que una cosa es besarse de boquilla y otra mirarse a los ojos, ese exceso de confianza. Dicen de los adolescentes, pero los adultos también necesitamos que nos aplaudan, que nos quieran, que nos besen, aunque sea con el beso de Judas. [...]  (Luz Sánchez Mellado. “Bss”. El País, 5 de noviembre de 2015)

De nuevo, las frases cortas, al igual que nos ayudan a abrir los textos, pueden ser cierres retóricos para párrafos  y conclusiones:

Por eso contamos los “favoritos” y los “me gusta” y los emoticonos de corazoncitos como si fueran las huellas de nuestro paso en la tierra. Y en esas se nos va pasando el arroz. Y la pasta. Y la vida. [...]  (Luz Sánchez Mellado. “Bss”. El País, 5 de noviembre de 2015)

Léxico

Un diccionario abierto con una brújula encima.
Pixabay/ PDPics. El dardo en la palabra (Pixabay License)


Si de hablar y escribir bien se trata, ya sabes que debes ampliar, cuidar y variar mucho el vocabulario. Primero, porque siempre hay que aspirar a la máxima precisión, al dardo en la palabra, como diría un famoso filólogo. Pero también porque la primera regla de la buena expresión es no repetir palabras. Para evitarlo puedes recurrir a múltiples opciones de sustitución léxica. Observa el ejemplo:

Los médicos me dijeron que guardase reposo →

  • Sinónimos: Los doctores me dijeron que guardase reposo.
  • Hipónimos: Los cardiólogos me dijeron que guardase reposo.
  • Hiperónimos: El personal sanitario me dijo que guardase reposo.
  • Otras formas de referirnos a lo mismo: Aquellos hombres me dijeron que guardase reposo
  • Pronombres: Ellos me dijeron que guardase reposo.
  • Elipsis: Me dijeron que guardase reposo.
  • Otras formas de expresar la oración completa: En el hospital me recetaron descanso.
  • Etc.

Para mantener tu texto cohesionado, estos procedimientos de sustitución léxica deben cuidarse al máximo. Con ellos no solo evitarás repetir palabras y enriquecer tu expresión, sino que ayudarás a mantener el hilo de la lectura sin que se pierda nunca la idea de lo que hablas. Para hacerlo bien debes releer y corregir constantemente lo que escribes a medida que avanzas.

Analiza la cohesión

A continuación tienes el fragmento de un texto de Arturo Pérez Reverte publicado en XL Semanal en 2013. Observa los elementos resaltados en negrita y explica cómo mantienen la cohesión entre la evolución de las ideas de todo el texto.

Tengo la foto delante, mientras tecleo esto. Y me encanta. Ha sido tomada en una calle de Atenas, pero podría haber ocurrido en cualquier lugar de Europa […]

La imagen tiene mucha fuerza. Muestra la primera línea de una manifestación violenta, de ésas con lanzamiento de piedras, barricadas y contenedores de basura incendiados. Está tomada de frente, desde el lado de la policía, abarcando el despliegue de manifestantes que se enfrentan a los antidisturbios: […] El suelo entre ellos y los policías está alfombrado de piedras y trozos de ladrillo que acaban de volar por los aires. En realidad es una foto de guerra, pienso al mirarla. […]

La foto en blanco y netro perro esbelto y fuerte en una playa con cielo nublado. El collar del perro es el único elemento con color y es rojo.
Pixabay/ coffy. Perro (Pixabay License)

El perro está en esa primera línea. […] Y mira con resuelta atención hacia donde miran los hombres que están a su lado, entreabierta la boca como para un gruñido o un ladrido de cólera. No parece asustado en absoluto por el tumulto, ni intimidado con el estruendo de los pelotazos de la policía y los gritos de los manifestantes. Está allí, valeroso, firme, corriendo leal junto a su amo, dando la cara en plena refriega como dispuesto, también él, a abalanzarse contra las barreras de la ley y el orden establecidas por los de siempre. […]

Lo miro en la foto y, mientras sonrío, se me ocurre que quizá no esté ahí sólo por eso. A su manera, sin saberlo, puede que ese chucho también libre su propia guerra antisistema. Batiéndose no sólo por su amo, sino por sí mismo. Por sus colegas: cachorrillos regalos de Navidad que meses más tarde acabarán abandonados en una cuneta; por los perros maltratados, apaleados hasta morir por canallas sin conciencia; por los que acaban ahorcados en el monte cuando son viejos, arrojados vivos a un pozo o liquidados de un escopetazo; por los que enloquecen amarrados con dos metros de cadena o mueren de hambre y sed; por los que son sacrificados sin necesidad pudiendo salvarse; por los que nadie reclama y acaban deslizando su sombra por el corredor de la muerte; por los que infames sin escrúpulos utilizan en peleas clandestinas donde se juegan enormes cantidades de dinero; por esos perrillos drogados que, ante la pasividad de las autoridades, algunos mendigos utilizan para mover a piedad y luego se desembarazan oscuramente de ellos... Y sí. Miro la foto del perro antisistema que se enfrenta a la policía en una calle de Atenas y concluyo que tal vez también él tenga cuentas propias que ajustar. Y que todo será más noble y luminoso mientras junto a un hombre que lucha haya un buen perro valiente.  (Arturo Pérez Reverte. “El perro antisistema”. XL Semanal, 17-11-2013)