La Ilustración: otra vuelta de tuerca
El siglo XVIII se conoce también como el Siglo de las luces por la intensificación y aceleración que supuso en el desarrollo de todas las disciplinas del pensamiento y la ciencia gracias al racionalismo. Ojo, se habla de luces y de Ilustración ¡no por una cuestión lumínica ni de dibujos!, sino por la luz que nos da la razón. Es, pues, un paso más en el avance de la mentalidad humanista que se inaugura con la Edad Moderna y que devendrá en hitos tan extraordinarios como el desarrollo del método científico, la separación de poderes del Estado o la Declaración de los Derechos Humanos.
El espíritu crítico de esta centuria y el creciente individualismo burgués tendrán en el ensayo su género literario más natural. Las disertaciones sobre toda variedad de temas proliferarán tanto en publicaciones periódicas como en libros de autor. En España el escritor más reseñable será Benito Jerónimo Feijoo, con su Teatro crítico y sus Cartas eruditas y curiosas.
ACTIVIDAD El método científico, la argumentación lógica y la preocupación por los problemas sociales serán algunos de los pilares del pensamiento ilustrado. Sin embargo, recordemos que, cuando hablamos de ensayo, nos movemos en el terreno de la literatura -no del artículo científico- y, por tanto, estaremos a merced de la retórica, la belleza, el humor o la sátira. A continuación te recomendamos la lectura de Una modesta proposición: Para prevenir que los niños de los pobres de Irlanda sean una carga para sus padres o el país, y para hacerlos útiles al público. Se trata de un breve texto escrito por el irlandés Jonathan Swift, que puedes leer publicado en www.ciudadseva.com. Después de la lectura, comentadlo en clase reflexionando sobre si observáis lo siguiente:
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