Esta vanguardia comienza en torno a 1907 en el plano pictórico con la creación de Las señoritas de Avignon, de Pablo Ruiz Picasso, uno de los pintores más conocidos del siglo XX en España. En este cuadro tan conocido se puede ver cómo el autor intenta descomponer la realidad en formas geométricas. Aparecena, así, unas chicas desnudas, cuyos cuerpos no parecen realistas, sino todo lo contrario: pretenden separarse de la realidad y están creados e interpretados a través del uso de la geometría.
En literatura, el impulsor fue el francés Guillaume Apollinaire, que se hizo famoso gracias a sus caligramas. Ya no perseguía simplemente oponerse a la tradición a través de temas innovadores o nuevos tratamientos a los mismos, sino que rompió con la forma tradicional de poema. Los versos no aparecían uno debajo de otro, sino plasmando un dibujo, que no siempre tenía que estar conectado con la temática del poema. A estos poemas se les llamaba caligramas. Por supuesto, intentaba utilizar formas geométricas para ello. Una técnica muy empleada por este autor fue el collage o la superposición de imágenes.